Idealizar al funcionario judicial al punto de, como dice la sentencia, imposibilitar su adherencia a cualquier credo es negar una circunstancia inherente a la condición humana.
Estamos ante una institución insólita que jamás ha consagrado nuestra Carta Política. Sorprende que el órgano encargado de su guarda la desconozca y lesione la separación de poderes y el Estado de Derecho.
Estamos ante una institución insólita que jamás ha consagrado nuestra Carta Política. Sorprende que el órgano encargado de su guarda la desconozca y lesione la separación de poderes y el Estado de Derecho.
Estamos ante una institución insólita que jamás ha consagrado nuestra Carta Política. Sorprende que el órgano encargado de su guarda la desconozca y lesione la separación de poderes y el Estado de Derecho.
Deben alertar los recientes pronunciamientos sobre la activación automática de sanciones disciplinarias, con prescindencia de análisis subjetivos de conducta.