Las facturas demuestran qué gastos hizo el contribuyente, pero no son suficientes para comprobar si dichos gastos incidieron en su actividad productora de renta. En un fallo publicado recientemente, el Consejo de Estado recordó que los costos y gastos en los que incurre la empresa solo pueden deducirse si se demuestra su necesidad, proporcionalidad y su relación de causalidad con la productividad de la compañía, en los términos previstos en el Estatuto Tributario. Alegar la costumbre mercantil tampoco es suficiente para autorizar la deducción. En esos casos, la costumbre debe probarse, en los términos previstos en el Código de Procedimiento Civil, dijo el alto tribunal (C. P. Hugo Fernando Bastidas).