El Consejo de Estado sostuvo que omitir el consentimiento informado del paciente constituye falla en el servicio médico, generadora de responsabilidad patrimonial. Ello porque si el médico decide unilateralmente la realización de un procedimiento sin informar al paciente sobre sus consecuencias termina asumiendo los riesgos de la intervención. Si el galeno no da cuenta de las consecuencias negativas que podría generar la intervención, agrega, vulnera el derecho al libre desarrollo de la personalidad del afectado, de donde se desprende que sería este y la entidad que presta el servicio los responsables de la probable violación de los derechos a la salud y a la integridad física y moral que allí se pudieran generar. En este caso se solicitó investigar al médico tratante, por la presunta violación del derecho a la dignidad del paciente, al afirmar que las cirugías originarias del daño le generaron una mejoría en su silueta, toda vez que le obligaron a disminuir su ingesta de alimentos (C. P. Stella Conto).