Anecdotario Político
Anecdotario político 404
15 de Octubre de 2014
Benjamín Ardila Duarte
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Aspiraba a repuesta embajada el bugueño gobernador del Valle Absalón Fernández de Soto, ubicada en Europa. El mandatario de entonces, Alberto Lleras, le dijo lo bella que era Suramérica y el mandatario regional le respondía: “Te equivocas de continente, querido Presidente”.
Jovellanos le decía a los reyes de España y del mundo en tiempo de Carlos III: “¡Oh príncipes! Vosotros fuisteis colocados por el Omnipotente en medio de las naciones para atraer a ellas la abundancia y la prosperidad. Ved aquí vuestra primera obligación. Guardaos de atender a los que os distraen de su cumplimiento; cerrad cuidadosamente el oído a las sugestiones de la lisonja y a los encantos de vuestra propia vanidad, y no os dejéis deslumbrar del esplendor que continuamente os rodea ni del aparato del poder depositado en vuestras manos. Mientras los pueblos afligidos levantan a vosotros sus brazos, la posteridad os mira desde lejos, observa vuestra conducta, escribe en sus memoriales vuestras acciones, y reserva vuestros nombres para la alabanza, el olvido o la execración de los siglos venideros”.
Cada generación política quiere relevar a la anterior. Laín Entralgo dice que para que una generación entre en escena se necesita: coincidencia cronológica del nacimiento de sus miembros estelares, homogeneidad de la educación, mutua relación personal, vivencia de un acontecimiento histórico decisivo, un caudillo ideológico, lenguaje literario común y anquilosamiento de la generación anterior.
José Ingenieros, al escribir sobre las fuerzas morales en Buenos Aires hace un siglo, decía: “En toda lucha por un ideal se tropieza con adversarios y se levantan enemigos. El hombre firme no los escucha ni se detiene a contarlos. Sigue en su ruta, irreductible en su fe, imperturbable en su acción (…). Quien marcha hacia una luz no puede ver lo que ocurre en la sombra”.
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