¿Es necesario un código exclusivo para los animales en Colombia?

Carlos Andrés Muñoz López

Magister en Bioética de la Universidad Javeriana

Profesor de la Universidad Simón Bolívar, Cúcuta

El proyecto de ley más ambicioso en materia de protección y bienestar animal de la historia de Colombia, y muy seguramente de Latinoamérica, se está debatiendo en múltiples ciudades del país a través de audiencias públicas direccionadas por su autor (ver www.codigoanimal.com), quien es al mismo tiempo presidente de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, Juan Carlos Losada Vargas.

El proyecto de ley 266/19C, que crearía el Código Nacional de Protección y Bienestar Animal, se está fortaleciendo con las dinámicas locales de las ciudades principales e intermedias del país y actualmente cuenta con 221 artículos distribuidos en siete capítulos. Más allá de todo esto, nos podemos preguntar desde el ámbito jurídico ¿qué tan pertinente es un código exclusivamente para animales en el país? Intentemos responder la pregunta:

Cuando una rama del Derecho se consolida pareciera que uno de los pasos ineludibles es la promulgación de un ´código’, la incrementada expedición de documentos jurídicos en torno a nuestra relación con los animales no humanos hace que exista cierta dispersión normativa que es necesaria ser unificada bajo una sola norma que termina favoreciendo, a mi parecer, tres factores claves:

1. El estudio por parte de los profesionales del Derecho

Abogados, fiscales, jueces, magistrados, inspectores de policía, comisarios de familia, entre otros, pueden sentirse en la práctica, y ante la coyuntura de los hechos, más orientados en la aplicación de la normativa animal si tienen un código a la mano que ayude a sistematizar e identificar las normas jurídicas aplicables al caso. En experiencias personales, el funcionario y el ciudadano de a pie ante un caso de maltrato o que simplemente implique jurídicamente a un animal no saben qué norma aplicar, generando una demora y una desprotección de carácter jurídico que afecta directamente a los animales humanos y no humanos. No tener un código aumenta las posibilidades de que exista desprotección animal.

2. Depuración de normas innecesarias

Lejos de ser una disposición populista o ser una ley innecesaria, un primer ´código’ de una rama en el Derecho lo que intenta precisamente es depurar las leyes innecesarias y realizar una univocidad de criterio en la sistematización de las leyes, mejorando así la efectividad en su aplicación. Se establecería un antes y un después en la legislación en ese aspecto, cualquier norma que se expida después tendrá que depurar, modificar o agregar algo de ese código, nada por fuera de él.

3. Distinción de aspectos jurídicos en torno a animales

El Código Nacional de Protección y Bienestar Animal ordena las múltiples relaciones jurídicas que tenemos con los animales, difícilmente se escapa algún ámbito, aunque en palabras de su autor, con las audiencias públicas en las ciudades se ha aumentado el número de artículos y podría llegar a tener cerca de 300. Entre los aspectos que más resaltamos están: los animales de compañía, animales de trabajo, animales usados para producción, criaderos, zoocriaderos y zoológicos.

Cabe señalar que el común de los estudiosos del Derecho no dimensionan las relaciones jurídicas con los animales y su implicación de múltiples ramas del Derecho, como el Derecho penal, civil, comercio, del trabajo, en fin, el conocimiento integral de seres que se relacionan en prácticamente todos nuestros ámbitos.

El ejercicio es histórico, por primera vez a nivel legal y sistemático se piensa en Colombia en los animales como generadores de especialidad del Derecho. Más allá del querer netamente moral y de buena voluntad hacia los animales, se debe procurar y es inevitable la repercusión y materialización de acciones que incluyan a los operadores jurídicos en nuestro país: pasar de una certeza moral a una jurídica.

Crear la cultura del Derecho Animal en Colombia es una tarea que quizá nuestra generación no vea sus mayores frutos, pero sí debemos iniciarla y consolidarla, un paso ineludible es la expedición de un Código Nacional de Protección y Bienestar Animal.