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24 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 1 hora | ISSN: 2805-6396

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Especiales / Informe


La hora del ESG financiero en Colombia: un potencial árbol de dinero

01 de Agosto de 2022

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Nota:
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Imagen
ESG-impresion-dinero(Shutterstock)

Ricardo Schembri
Asociado equipo Bancario y Servicios Financieros de Brigard Urrutia

 

César Rodríguez
Socio equipo Bancario y Servicios Financieros de Brigard Urrutia

 

El ESG (sigla en inglés de environmental, social and governance) es un término cada vez más común en el ámbito corporativo, financiero y, en general, en el mundo de los negocios.

 

Este no se debe confundir con la filantropía, ni tampoco con la responsabilidad social empresarial –considerada, en muchos casos, como su predecesora–. Se trata, en cambio, de una serie de estándares y lineamientos a través de los cuales se busca generar un impacto positivo en relación con sus tres ejes (ambiental, social y gobierno corporativo) en el desarrollo de las compañías y de sus negocios.

 

Una de las principales características y logros del ESG consiste en que, periódicamente, es contrastado a través del cumplimiento de reportes de información y ciertos KPI bajo estándares aceptables (por ejemplo, GRI, SASB y TCFD), que permiten generar un “sello de calidad” para los potenciales inversionistas y consumidores, evitando así el fenómeno del green washing –que, en pocas palabras, es la generación de beneficios para las empresas bajo la falsa implementación de estándares ESG que realmente no se están cumpliendo ni están generando valor alguno–.

 

El ESG, por otra parte, se encuentra en lo conceptual muy alineado con la denominada stakeholders theory, una teoría corporativa que busca romper el paradigma de que el propósito de una empresa radica únicamente en la generación de rendimientos para sus accionistas. Por el contrario, esta teoría parte de la premisa de que las empresas tienen una dimensión transversal al entorno que las rodea, el cual deben impactar positivamente, adjudicándoseles así un deber frente a todos sus grupos de interés (empleados, proveedores, comunidades, medioambiente y el Estado, entre otros), es decir sus stakeholders. Esto, sumado a su propósito básico de generar riqueza para sus accionistas.

 

A partir de ello, el ESG procura conciliar conceptos que, en principio, parecerían opuestos, rentabilizando la generación de un impacto positivo para la sociedad y el planeta.

 

ESG financiero

 

En el ámbito financiero, el ESG ha ido adquiriendo más relevancia y ha tenido una enorme acogida en el mundo, principalmente impulsado por la banca multilateral, inversionistas institucionales, grandes fondos de inversión, lineamientos de los gobiernos nacionales y de los organismos internacionales, e, inclusive, por los incentivos de un mercado y unos consumidores cada vez más conscientes e interesados en ello (en el destino del planeta).

 

El ESG financiero tiene, entonces, una aplicación relativamente sencilla, pero, a la vez, muy poderosa, pues, básicamente, consiste en movilizar recursos de financiación y destinarlos a proyectos o iniciativas que generen valor en materia de ESG. Es decir, destinar dinero a la generación de riqueza con un impacto positivo: sostenibilidad y capitalismo de la mano, en lo que podría ser la perfecta metáfora del árbol del dinero.

 

¿Cuál es el estado del ESG financiero en Colombia?

 

En Colombia, el ESG también tiene un marco conceptual y normativo basado, principalmente, en el Acuerdo de París, tratado de alcance universal en materia de cambio climático, ratificado por 193 Estados parte, incluido Colombia, junto con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mediante los cuales el país ha reafirmado su compromiso frente al cambio climático y el desarrollo sostenible.

 

Por su parte, en el ámbito financiero, recientemente, ha habido un boom normativo en materia de ESG, a través de la emisión de varias normas al respecto por parte de la Superintendencia Financiera (Superfinanciera). Veamos.

 

(i) Taxonomía Verde

 

Este es el caso, en primer lugar, de la Circular Externa 005 del 2022, que marca un hito en el ámbito del ESG y es el resultado del ambicioso proyecto de Taxonomía Verde, liderado por la Superfinanciera y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público durante los últimos años, el cual también contó con el International Finance Corporation (IFC) y el Climate Bonds Initiative, entre otros ilustres participantes.

 

Su anuncio, que denotó la expectativa generada y la importancia de su expedición, se dio por todo lo alto, mediante un acto de protocolo en la Bolsa de Valores de Nueva York (EE UU) por parte de una delegación liderada por el Presidente de la República.

 

La Taxonomía Verde, inspirada, en gran medida, por su homónima de la Unión Europea, es un sistema de clasificación de actividades económicas y activos (relacionados en su primera fase con los sectores de energía, construcción, residuos, agua y transporte) que contribuye, de manera sustancial, al logro de las metas ambientales del país, y que tiene como fin facilitar la identificación de inversiones que cumplan con los parámetros requeridos para ser consideradas como verdes o sostenibles y, así, fomentar la movilización efectiva de recursos privados y públicos hacia ese tipo de inversiones.

 

(ii) Bonos vinculados al desempeño sostenible

 

Así mismo, a finales de abril del 2022, complementando el gran logro de la Taxonomía Verde, la Superfinanciera publicó la Circular Externa 008 del 2022, relativa a los bonos vinculados al desempeño sostenible o sustainability-linked bonds, como son conocidos globalmente.

 

Esta norma los describe como aquellos títulos de deuda cuyas características financieras o estructurales pueden variar dependiendo del cumplimiento de los objetivos de desempeño sostenible definidos por su emisor y, además, regula aquellos requisitos adicionales a los previstos para los bonos ordinarios que debe incluir el prospecto de información de este tipo de bonos, en línea con lo previsto por el International Capital Market Association (ICMA).

 

(iii) Revelación de información ESG

 

A su vez, con anterioridad a las normas previamente citadas, en diciembre del 2021, la Superfinanciera ya había establecido la regulación sobre la revelación de información ESG por parte de los emisores de valores, a través de su Circular Externa 031 del 2021.

 

Esta norma obliga a todo emisor inscrito en el Registro Nacional de Valores y Emisores (RNVE) a cumplir con obligaciones de revelación de información ESG dentro del informe periódico de fin de ejercicio y el informe periódico trimestral. Lo anterior, a través de la implementación de un “anexo ESG”.

 

(iv) Riesgos financieros asociados al cambio climático

 

Por último, desde el punto de vista bancario, a pesar del rezago a nivel global en materia de ESG frente a lo correspondiente en los mercados de capitales, también ha habido algunos avances en Colombia.

 

Este es el caso de la administración de riesgos financieros asociados al cambio climático para establecimientos de crédito, lo cual se instrumenta mediante el Proyecto de Documento Técnico 02 del 2022 de la Superfinanciera, publicado en marzo del 2022 para comentarios.

 

El mencionado documento contiene un plan de trabajo basado en el análisis de vulnerabilidad frente a riesgos financieros relacionados con el cambio climático para los establecimientos bancarios en Colombia, desarrollado en conjunto por la Superfinanciera y el Banco Mundial. Igualmente, se determinó que el sector es vulnerable a los impactos del cambio climático que resultan de la materialización de los “riesgos físicos” y los “riesgos de transición”, los cuales están estrictamente relacionados con las metas de mitigación del cambio climático acordadas por el Gobierno de Colombia en su Contribución Nacionalmente Determinadas (NDC, por su sigla en inglés), cuyo objetivo es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de conformidad con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París.

 

Y ahora, ¿qué sigue?

 

Así las cosas, teniendo ahora un amplio panorama normativo en la materia, que en un corto periodo de tiempo le dio al sector financiero colombiano varios instrumentos para fomentar la inversión sostenible y desarrollar un mercado que tiene un inmenso potencial, es el momento para tomar partida de ello y aprovechar un fenómeno que resulta en un gana-gana para el mundo corporativo y el ambiental-social.

 

Colombia, siendo uno de los países más biodiversos y con una riqueza natural envidiable en el mundo, tiene un deber en materia ambiental y, por consiguiente, debería utilizar todos los instrumentos posibles para cumplir las metas a las cuales se ha comprometido, en este caso, a través de los mercados financieros sostenibles, lo que abriría la posibilidad de atraer una gran cantidad de inversión local y extranjera al sector y convertirse en abanderada del tema en la región.

 

Esto, sin duda alguna, es una gran oportunidad para el país, pues, desde siempre, nos han enseñado que el dinero no crece en los árboles, pero, en el mundo del ESG financiero, sí que lo hace.

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