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Especiales / Informe

ÁMBITO JURÍDICO - FIN DE SEMANA


¿Puede perderse un caso por tener mala ortografía?

16 de Diciembre de 2017

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Nota:
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Catalina Albornoz De la Cuesta

Redactora ÁMBITO JURÍDICO

 

El pasado mes de octubre, Pablo Andrada, abogado uruguayo, dio un desafortunado y pronto olvidado salto a la fama por un hecho que, desde una visión objetiva, deja una profunda reflexión a los profesionales del Derecho.

 

¿El motivo? El recurso de apelación que interpuso en representación de una entidad estatal, con el que intentaba revertir una millonaria condena por el desconocimiento de varios derechos laborales, fue desestimado por el Tribunal de Apelaciones de Trabajo de su país, por contener más de 100 errores, casi todos ortográficos y otros tantos de digitación.

 

Según lo reseñó el diario digital El Observador, la instancia judicial argumentó que las "faltas garrafales de ortografía" contenidas en las 11 páginas del escrito lo hacían “absolutamente inentendible”, por estar “plagado de errores de sintaxis, de tecleo, excesivo uso de abreviaciones con incoherencias absolutas y con un lenguaje inapropiado". (Lea: Un mundo sin abogados, ¿lo ha imaginado?)

 

En efecto, para los togados uruguayos, el uso de palabras como "espresa", "desarroyo", "ubiera", "estubiera", "quizo", "abaló", "extructura" y "digimos" va contra el "respeto y la dignidad que merece la Justicia”.

 

Más allá del desconcierto que puede causar que un profesional del Derecho tenga el “arrojo” de presentar un escrito judicial de tan importante valor procesal sin, siquiera, una revisión previa, que inclusive puede realizarse con la ayuda del autocorrector del procesador de texto del computador, su caso abre la puerta a varios temas que resultan de gran interés para la comunidad jurídica.

 

Tabla periódica ortografía

 

 

Ortografía

 

Una primera cuestión se centra en la necesidad de reconocer la importancia de la buena ortografía en el ejercicio de la profesión legal.

 

Aun cuando muchos podrían aducir que la implementación de la oralidad ha restado, y restará, protagonismo a este conjunto de normas lingüísticas o que el posicionamiento de las nuevas tecnologías y las redes sociales han flexibilizado su aplicación, lo cierto es que escribir de forma correcta no debe seguir considerándose como una cualidad de unos pocos abogados.

 

Debería ser, en cambio, una constante para todos los portadores (y aspirantes) de una tarjeta profesional. (Lea: ¿Debe existir un manual de estilo para redactar sentencias?)

 

Sin tratar de dilucidar si la carencia de esta aptitud se debe a un deficiente hábito de lectura o a la posible flexibilización de los educadores, resulta innegable que un abogado con mala ortografía es como un músico sin alma, como un ingeniero sin lógica matemática o como un piloto con miedo a volar.

 

Justamente, el caso uruguayo nos enseña que de nada valen los títulos o el salario si no se es lo suficientemente cuidadoso al escribir. Y sí. Un caso también puede perderse por un error de sintaxis.

 

 

 

Ritualismo

 

Por otro lado, vale la pena dejar abierta la discusión respecto a la legitimidad de la decisión judicial, que, según los medios que dieron a conocer la noticia, se basó únicamente en la “ininteligibilidad” del escrito presentado por Andrada. (En este enlace puede leer el documento completo)

 

La controversia podría surgir si se parte del hecho que, pese a los errores, el fondo del asunto y su argumentación, al parecer, no fue tenida en cuenta.

 

No obstante, en declaraciones otorgadas para el diario El Observador, el Gerente General de la Comisión de Apoyo de la entidad aseguró que "se hubiera perdido igual aunque hubiera estado bien escrito". (Lea: Ventajas e inconvenientes de limitar la extensión de los recursos judiciales)

 

Pero, de haber ocurrido en Colombia ¿será que cabría una acción en contra de la decisión por un excesivo ritualismo?

 

Con todo, la lección es clara: así existan recursos para cuestionar este tipo de decisiones, lo mejor es, como mínimo, revisar cualquier documento jurídico antes de ser presentado. Y ante cualquier duda debe recordarse que existen personas a las que acudir en caso de dudas, diccionarios y miles de ayudas tecnológicas.

 

 

 

Ayudas

 

Precisamente, la revolución tecnológica no debe ser la excusa para desnaturalizar las reglas ortográficas. Por el contrario, de usarse correctamente puede ser la mejor aliada para sacar adelante un texto que dignifique la profesión.

 

Ahora bien, aunque Google, Yahoo, Bing, Ask, entre otros, parecen ofrecer todo lo que se necesita de forma rápida, fácil y a bajo costo, la forma en que estos motores de búsqueda clasifican los resultados no es equivalente a la calidad de la información. (Lea: Diccionarios jurídicos en la web)

 

Por esa razón, siempre es bueno acudir a sitios especializados, con información veraz, actualizada y de fácil acceso, como los que se enlistan a continuación:

 

  1. RAE: La página oficial de la Real Academia Española ofrece un sinnúmero de ayudas útiles para aclarar cualquier inquietud ortográfica.

    Allí se encuentra desde el diccionario panhispánico de dudas hasta el diccionario del español jurídico. Su forma de consulta es sencilla y garantiza un texto libre de horrores. Además, permite elevar consultas lingüísticas al Departamento de “Español al día”, entre otras.

     

  2. FUNDÉU BBVA: Por excelencia, es el buscador urgente de dudas. Diariamente publican recomendaciones, que pueden ser recibidas en el correo electrónico de quien decida registrarse. El uso de la página no representa ninguna dificultad.

 

Igualmente, cuenta con una sección dedicada a las consultas, en donde, además de permitir consignar la que lo haya dirigido hasta allí, es posible ver las aclaraciones realizadas a las preguntas formuladas por otros usuarios.

 

Finalmente, este sitio ofrece un espacio denominado “categorías”, que contiene múltiples artículos desarrollados alrededor de un completo glosario temático, y otro más que se designa como “especiales”, en donde se puede encontrar desde una guía de redacción hasta un manual de pronunciación.

 

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