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Texas ejecutó a hombre inocente en 1989, según investigación académica
18 de Mayo de 2012
La historia comienza el 4 de febrero de 1893, cuando Wanda López, una madre soltera de origen hispano, fue apuñalada mientras trabajaba en una gasolinera en la localidad texana de Corpus Christi. Antes de morir, la mujer llamó a las autoridades: “Hay un sospechoso con un cuchillo dentro de la tienda... Es un mexicano. Está de pie aquí mismo, en el mostrador”, dijo.
En diciembre de 1989, el Estado de Texas ejecutó a Carlos DeLuna por su responsabilidad en el homicidio de López, aplicándole una inyección letal.
La historia podría ser igual a muchas otras, de no ser porque, 23 años después, un equipo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia concluyó una investigación que demuestra que el verdadero asesino era una persona muy parecida al ejecutado.
De acuerdo con la monografía, titulada Los tocayos Carlos, De Luna fue condenado en lugar de Carlos Hernández, a quien además se parecía mucho físicamente.
El profesor James Liebman confirmó que Carlos Hernández existía y que, incluso, cargaba a cuestas una pena de 10 años por atacar con un cuchillo a una mujer.
Entre otras cosas, se encontró que Hernández pasó toda su vida adulta en libertad condicional, y que en numerosas ocasiones reconoció ante amigos y familiares ser el asesino de Wanda. Además, el testigo que había identificado a DeLuna admitió, años después del juicio, que tenía cierta dificultad para distinguir a los hispanos.
Según Liebman, con la investigación se busca replantear la pena de muerte en EE UU, que todavía es legal en algunos Estados. “Es una advertencia sobre los riesgos que corremos cuando aplicamos la pena de muerte”, concluye el académico.
(Fuente: http://www3.law.columbia.edu/hrlr/ltc/)
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