Las Fuerzas Militares están en la obligación de practicar el examen de retiro a todo el personal que deje de pertenecer a sus filas, señaló el Consejo Superior de la Judicatura. Añadió que independientemente de que el retiro de un militar se presente por solicitud voluntaria, la no realización del examen médico correspondiente trae como consecuencia que “esa obligación subsista, sin que sea dable invocar el fenómeno de la prescripción”. Por ello, “el Ejército debe adelantar las gestiones pertinentes para que dicho examen sea practicado y no limitarse a trasladar su responsabilidad al personal retirado”. Por tal razón, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria tuteló los derechos de un soldado retirado del Ejército que como consecuencia de las heridas recibidas con la activación de un artefacto explosivo perdió todas sus funciones sexuales y reproductivas y quedó además con trastornos sicológicos. Aunque hace más de 20 meses que se produjo su retiro, la Sala ordenó hacer la valoración médica y disponer el tratamiento que requiere para superar sus dolencias físicas y sicológicas (M. P. Henry Villarraga).