La Corte Constitucional calificó como improcedente la acción de habeas corpus para proteger a un oso de anteojos que habita en un zoológico, conocido como el oso Chucho. Lo anterior teniendo en cuenta que este mecanismo es un instrumento para proteger la libertad de seres humanos ante privaciones injustas de la libertad y, por lo tanto, no es un derecho que se pueda predicar de los animales, según el tribunal constitucional. En consecuencia, la Corte indicó que el accionante contaba con otros medios procesales para proteger al animal, tales como la interposición de una acción popular o la actuación directa frente al zoológico. Sin embargo, el alto tribunal reconoció que existen mandatos constitucionales de protección animal, así como avances sobre la prohibición al maltrato y la existencia de deberes para procurar el bienestar de estos seres vivos (M. P. Luis Guerrero).