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Juan Carlos Gaviria: “No se necesitan muchos posgrados para ser un abogado exitoso”

29 de Marzo de 2012

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Nota:
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Juan Carlos Gaviria Gómez

 

 

Como si fuera una cualidad única de su personalidad, los amigos y colegas de Juan Carlos Gaviria siempre se refieren a él como el abogado que no tiene muchos títulos de posgrado colgados en las paredes de su oficina, pero que mental y jurídicamente está más preparado que muchos que sí los tienen.

 

Su currículum vítae, en efecto, es corto. Pocas líneas dedicadas a los estudios realizados. Pero su trayectoria académica y profesional y el reconocimiento que ha ido adquiriendo en el país como docente y litigante, especialmente en la región antioqueña, permiten concluir que es uno de esos casos extraños en los que el éxito no está ligado a una larga lista de especializaciones, maestrías y doctorados.

 

Gaviria se refiere a esa circunstancia con orgullo y sonrisa, nunca con vergüenza. Y resalta, en su lugar, la importancia de la disciplina, la vocación y una sólida formación ética.

 

ÁMBITO JURÍDICO: ¿Por  qué no quiso seguir la tradición de los abogados de ahora: cursar muchos posgrados?

 

Juan Carlos Gaviria Gómez: Por muchas razones, pero le menciono dos. La primera, porque comencé a trabajar tan pronto me gradué de abogado. Y la segunda, porque siempre he pensado, y cada vez lo confirmo más, que los programas de especialización en el país son bastante deficientes. Son cursos en los que se busca mejorar el estatus, sin mayores esfuerzos académicos. Quienes se inscriben en posgrados son estudiantes que, en su mayoría, solo van a conseguir un título.

 

Á. J.: Pero, finalmente, usted sí cursó una especialización.

 

J. C. G. G.: Sí, pero le explicó por qué. Cuando la hice, fue muchos años después de haberme graduado de abogado, cuando ya tenía una trayectoria académica. Además, en esa especialización tuve una doble calidad: de creador y de estudiante. Junto con Javier Tamayo Jaramillo, diseñamos y concebimos la especialización en Responsabilidad Civil en la Universidad EAFIT, a finales de los noventa, la cual estructuramos para ser muy exigente con los estudiantes. Así que al concluir que sí podía cursar un buen programa, me matriculé en esa especialización.

 

Á. J.: ¿No se siente frustrado por no haber estudiado en el exterior, como es la tendencia en los últimos tiempos?

 

J. C. G. G.: De ninguna manera. Lo único que me gustaría estudiar en el exterior sería un segundo idioma. Mi ejercicio profesional diario y mi vocación por el Derecho me han preparado lo suficiente para concluir que no se necesitan muchos posgrados para ser un abogado exitoso.

 

Á. J.: Hay otro asunto que marca su vida y que es inevitable de tratar: usted es hijo de Carlos Gaviria Díaz, uno de los exmagistrados más recordados de la Corte Constitucional. ¿Cómo ha influido este parentesco en su vida profesional?

 

J. C. G. G.: Hablar de mi padre me llena de orgullo, pero me genera muchas contradicciones. En lo personal, su influencia en mi formación ética y jurídica general ha sido enorme. Pero en lo profesional, a diferencia de lo que mayoría de la gente piensa, han sido más las desventajas que los beneficios. Sin buscarlo, todas las broncas que se ha ganado mi padre por su vida profesional yo las he heredado, y he tenido dificultades y conflictos por problemas que no son míos. El rechazo que recibe mi padre en algunos escenarios yo también lo he recibido, aunque esta situación no sea tan constante.

 

Á. J.: ¿Estas animadversiones no obedecen a que usted heredó el mismo talante liberal y la misma visión del Derecho de su padre?

 

J. C. G. G.: Pero si yo soy todo un conservador en el Derecho. Hay muchos temas jurídicos en los que tenemos pensamientos radicalmente diferentes. Esa no es la causa. Con decirle que mi padre nunca quiso que estudiara Derecho. Cuando yo insistí en hacerlo, él me dijo que buscara otro camino, porque esta profesión me traería muchas frustraciones. Además, mi aspiración nunca ha sido ser un gran teórico, filósofo del Derecho o constitucionalista como él. Por el contrario, mi enfoque es más práctico, de litigante.

 

Á. J.: Y hablando de herencias, ¿no le gustaría ser magistrado de la Corte Constitucional?

 

J. C. G. G.: No. De esa corte no. En cambio, sí de la Corte Suprema.

 

Á. J.: Parece que tiene algún disgusto hacia la Corte Constitucional.

 

J. C. G. G.: Para nada. La Corte Constitucional ha sido clave en el acontecer jurídico colombiano. Su trabajo, en general, ha sido positivo. Pero sí considero que hay temas críticos, como líneas jurisprudenciales inconsistentes y un manejo de la tutela que no comparto, en asuntos como los criterios de selección para revisión y la intromisión en decisiones que son de competencia de los jueces ordinarios. En estos casos, su intervención ha sido exagerada.

 

 

Juan Carlos Gaviria Gómez

 

Estudios realizados: abogado de la Universidad de Medellín y especialista en responsabilidad civil de la EAFIT.

 

Cargos desempeñados: docente de las universidades de Medellín y EAFIT, en pregrado y posgrado, y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín.

 

Cargo actual: consultor privado y litigante en el campo del Derecho Civil y Laboral.

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