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Gustavo Moreno Rivera: “Hemos caído en un cáncer llamado la mentira judicial”

24 de Junio de 2015

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Nota:
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El abogado penalista Gustavo Moreno Rivera es recordado en la comunidad jurídica por su libro El falso testimonio, obra publicada en el 2014, que retrata algunos de los casos más emblemáticos de personalidades de la vida nacional que se han visto involucradas en procesos judiciales por testimonios amañados, que, en muchas oportunidades, son carentes de respaldo material.

 

Moreno reconoce que la justicia premial, modelos como el de la Ley de Justicia y Paz y funcionarios judiciales que prefieren primar la obtención de resultados sobre la búsqueda de la verdad han dado lugar a la proliferación del temido cartel de testigos. A su juicio, existe un empresariado detrás de este flagelo, encargado de la redacción del libreto, donde el falso testigo es solo un intérprete fácilmente remplazable.

 

ÁMBITO JURÍDICO: ¿Existe un cartel o carteles de falsos testigos?

 

Gustavo Moreno Rivera: No lo dice Gustavo Moreno, lo corroboró Gabriel Arango Bacci, Nancy Patricia Gutiérrez, Sigifredo López, Luis Fernando Velasco y Carlos García Orjuela, todos víctimas de esos carteles. Está probado con sentencias judiciales, pero, además, con la creación de un grupo especial para combatir este mal. Peor aún, como decía Mahatma Gandhi, lo atroz de las cosas que hace la gente mala es el silencio de la gente buena.

 

Á. J.: ¿Son adecuadas las sanciones vigentes para castigar estos hechos?

 

G. M. R.: La solución no es el aumento de penas. Una persona, cuando cree que va a realizar una conducta punible, no lo persuade la existencia de una sanción, sino la creencia de que va a ser castigado. Sin duda, se pueden hacer más cosas desde el punto de vista legislativo, sancionando no solo a los pastorcitos mentirosos, sino también a los empresarios del falso testimonio. Punitivamente, hay que sancionar no únicamente a la persona que mienta a la justicia, sino a quien fabrica el testimonio como receta de cocina, que otro va a ir a recitar en un escenario judicial.

 

Á. J.: ¿Qué responsabilidad tiene el esquema acusatorio para que haya surgido este tipo de carteles?

 

G. M. R.: No solo el sistema penal acusatorio o adversarial, sino toda la ley de premios es un escenario ideal para que el falso testigo sucumba a la mentira. Otro caso es la Ley de Justicia y Paz; hay personas que, por no haber sido incluidas a ese esquema y al quedar expuestas a altas penas de prisión, quieren hacerse ver como desmovilizados o postulados, para que se les den una pena alternativa de ocho años. Hay muchos casos de narcotraficantes, por ejemplo.

 

Á. J.: ¿A qué le atribuye el nacimiento de estos carteles?

 

G. M. R.: Desafortunadamente, hay funcionarios, no todos, que, con el afán de producir resultados, se apresuran a generar estos hallazgos investigativos solamente con manifestaciones de afirmaciones graves que hacen estas personas. Los testimonios deben ser corroborados con diferentes medios probatorios, no solo con el dicho de otro bandido, desmovilizado, premiado o implicado. Se requiere explorar todo el maremágnum de medios probatorios para construir la verdad, porque sobre ella es que se administra justicia y, en esa perspectiva, el testigo no puede ser el único vehículo que se utilice para investigar, juzgar y condenar a una persona.

 

Á. J.: ¿Qué hacer para detener este fenómeno?

 

G. M. R.: El grupo creado contra los falsos testigos lo ha hecho muy bien, a pesar de contar con tan pocos recursos. Hay que visibilizar a los falsos testigos y sancionarlos. Si los investigamos, los juzgamos y los condenamos, seguramente, se va a disminuir este mal, pero hay que correr el velo, ir más atrás: tras la huella y la pista de los ‘empresarios’ del falso testimonio. Por lo general, el falso testigo es una persona que se vende por un ‘plato de lentejas’, es de quitar y poner; bandidos, en promedio, de bajo perfil, pero detrás de ellos hay alguien que los fabrica, como el escritor de telenovelas, que les escribe el libreto. No solo personajes de la vida pública, sino gente como ustedes o como yo podemos ser víctimas.

 

Á. J.: ¿El aumento de falsos testigos también evidencia fallas en la investigación penal?

 

G. M. R.: Sí, a pesar de que el falso testigo es una persona habilidosa, que siempre trata de persuadir, de convencer. También hay casos patológicos, pues se han detectado mitómanos. No obstante, esto se puede combatir fortaleciendo la investigación, ya que hemos caído en un cáncer que se llama la mentira judicial. En ciertos tipos de procesos hay que propender por investigaciones más avanzadas. El falso testigo se aprovecha de las falencias en la investigación, porque sus dichos no son comprobados, no son infirmados o se cree que ninguna contradicción que tenga es suficiente para reexaminar la credibilidad del testigo.

 

Á. J.: ¿Qué responsabilidad tiene la Fiscalía General?

 

G. M. R.: Así como el cáncer no es responsabilidad de los médicos, no se le puede atribuir a la Fiscalía la existencia de un cartel de falsos testigos. Sin embargo, hay una responsabilidad por omisión, que también le cabe a los medios de comunicación, el sector académico, la judicatura, de todos, porque no nos habíamos dado cuenta de la existencia de este cartel. Hoy, hay que generar soluciones para proteger a la justicia, a la verdad y a las personas, ya sea en calidad de víctimas, investigados o acusados en el escenario judicial.

 

Luis Gustavo Moreno Rivera

 

Estudios realizados: abogado y magíster en Derecho Penal de la Universidad Libre, magíster en Derecho Procesal General de la Universidad Sergio Arboleda, magíster en Derecho con énfasis en Procesal Penal de la Universidad Jaime I (España) y Sergio Arboleda y magíster en Derecho Procesal de la Universidad del Rosario (Argentina), entre otros.

 

Cargos desempeñados: ha sido asesor jurídico de la Personería de Bogotá, de la Secretaría de Gobierno de Bogotá y de la Unidad de Investigación Criminal de la Defensa.

 

Ocupación actual: abogado penalista en ejercicio y docente universitario.

 

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