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20 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 6 horas | ISSN: 2805-6396

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Especiales / En ejercicio


“El abogado exitoso es el que se abre a otros conocimientos”

20 de Junio de 2019

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Si bien el Derecho ha gozado milenariamente de prestigio y reconocimiento académico en varios círculos sociales, lo cierto es que, en la actualidad, en su enseñanza se vislumbran distintos debates respecto a su diseño y estructura curricular. Para Claudia Helena Forero, decana de la Facultad de Derecho de la Sede Campus Nueva Granada (en Cajicá, Cundinamarca) de la Universidad Militar Nueva Granada (UMNG), hay muchos temas que parecieran no tener relación con la profesión, pero que terminan siendo fundamentales para el éxito profesional.

 

ÁMBITO JURÍDICO ¿Cómo la academia puede afrontar contundentemente a la corrupción?

 

Claudia Helena Forero: La academia debe buscar que los estudiantes no solamente se formen en los conocimientos y habilidades específicas de cada uno de sus campos, sino también en la mirada y en el ejercicio moralmente correcto de sus profesiones. Al mismo tiempo, aspirar a que nazca y crezca en ellos una sensibilidad social. Estos elementos son fundamentales para empezar a contrarrestar este flagelo y, adicionalmente, las facultades de Derecho deben convertirse en focos y epicentros de una reflexión permanente y sensible respecto a las situaciones críticas que se les pueden presentar a sus estudiantes a lo largo de su vida profesional en temas relacionados con la corrupción.

 

Á. J.: Cada año se incrementan las sanciones contra este gremio, ¿qué se debe reforzar en la preparación profesional y en la formación ética?

 

C. H. F.: Hay dos debilidades que se han venido presentando e identificado en la academia. Por un lado, las universidades se han dedicado fuertemente a la formación cognitiva y en las habilidades necesarias que se deben obtener para el ejercicio profesional del Derecho y no se ha trabajado, de la manera esperada, en la formación moral y emocional de los futuros abogados, con el fin de que tengan una perspectiva, reitero, de sensibilidad social. Por el otro, considero que también nos ha faltado profundizar en el conocimiento jurídico que se debe tener de las normas disciplinarias y de las reglas básicas que se aplican en el campo profesional. Lo cierto es que tenemos que esforzarnos en estos dos frentes para reducir notablemente estas cifras, que, a la larga, dejan mal parada a la administración de justicia y a todos sus actores, frente al ciudadano de a pie. 

 

Á. J.: En tiempos de posconflicto, ¿qué pueden aportar las facultades de Derecho?

 

C. H. F.: Nos encontramos en un proceso en el que el aporte del abogado es fundamental, desde la misma consideración de las normas transicionales que nos rigen actualmente, pasando por la comprensión real de lo que sucedió en el pasado, hasta llegar a una mirada positiva de la posible incorporación de todas las personas que participaron de manera directa e indirecta en el conflicto. El ejercicio de los juristas está directamente relacionado con la consecución de la paz y, no me refiero a la sola ausencia de guerra o del conflicto de armas, sino a la paz y a la convivencia justa y armónica con el vecino, con el familiar, con el de al lado, con el que piensa distinto, con el que celebro un negocio jurídico. En el primero de estos temas, por ejemplo, nuestra facultad inició un proyecto de investigación muy interesante consistente en un observatorio de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que será un escenario permanente de reflexión y de investigación respecto a la justicia transicional.

 

Á. J.: ¿Cuáles son las nuevas competencias cognitivas y emocionales que deben adquirir los futuros abogados?

 

C. H. F.: En estas materias es fundamental que el estudiante logre no solamente el conocimiento teórico de la norma, sino que sea capaz de interpretarla, de formular una crítica y, en un caso concreto, buscar alternativas distintas de solución, en las que pueda evidenciar que, quizás, hay soluciones distintas o complementarias a las estrictamente jurídicas. Por otro lado, es importante que puedan adquirir las competencias necesarias para que, en un futuro cercano, puedan crear organizaciones que tengan un aporte social y mucho más globalizadoras, en tanto ya los problemas no son locales, por la gran incidencia que tiene la tecnología en las sociedades contemporáneas.

 

Á. J.: ¿Las habilidades de ‘marketing’ y de ‘coaching’ jurídico son una necesidad real para los programas de Derecho?

 

C. H. F.: Sí, y cada día más, para cualquier tipo de formación.  Hoy, vemos que el profesional exitoso es el que se abre a otros conocimientos distintos al estrictamente jurídico. Entonces, si hablamos del coaching, esto ayudaría, por ejemplo, a que los litigantes se puedan conectar emocionalmente con sus clientes y ser así un verdadero apoyo y, eventualmente, generar transformación social. En temas de marketing o, en general, empresariales, a estos profesionales les cuesta conformar una verdadera empresa. Seguramente, vieron en la universidad cómo se conformaba una empresa desde el modelo jurídico, pero no desde el modelo estratégico y económico. Lo cierto es que hay una serie de elementos que están alrededor y que parecieran que no encajaran de manera directa con la formación jurídica, pero que, en realidad, se están revelando como fundamentales para el éxito profesional.

 

Á. J.: ¿Cómo formar a los estudiantes a la par de las nuevas tecnologías de la información?

 

C. H. F.: Nos encontramos viviendo un momento coyuntural en ese sentido, porque pensamos que actualmente los estudiantes son auténticos nativos digitales. Sin embargo, cuando uno los recibe en el escenario formativo, nos hemos dado cuenta de que su mundo digital se reduce exclusivamente a las redes sociales. De ahí que el proceso en las universidades en estos temas debe ser protagónico, pues tenemos que transformar constantemente el ejercicio docente haciendo uso de estas nuevas herramientas que se dirigen a lo jurídico de manera tecnológica, con el fin de que los futuros abogados las conozcan, las manejen y, sobre todo, estén preparados para cambiar de una tecnología a otra, teniendo en cuenta la rapidez y la facilidad con la que cambia el mundo.

 

Á. J.: Finalmente, algunos sectores critican que la educación dista, muchas veces, de la vida real, ¿esto estará pasando, por ejemplo, con la relación abogado-cliente?

 

C. H. F.: Los programas universitarios, en general, todavía son muy tradicionales. Por esa razón, en la UMNG nos encontramos trabajando en una reforma curricular que nos va a generar un cambio sustancial en la forma de ver el ejercicio de la abogacía. La idea es que incorporemos todo este tipo de conocimientos prácticos y vivenciales de la vida real -un ejemplo de ello puede ser el cobro de honorarios-  que son vitales para el ejercicio profesional exitoso, pero también orientado al aporte social y a la construcción cultural y experiencia de la paz.

 

 

Claudia Helena Forero

 

Estudios realizados: abogada de la Universidad de La Sabana y magistra en Dirección y Gestión de Instituciones Educativas de la misma institución.

 

Cargos desempeñados: en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Sabana, se desempeñó como profesora, Jefe de Área de Fundamentación jurídica, Directora del Centro de Investigaciones, Coordinadora de Calidad, Directora de Programa de Derecho y Directora de Procesos Académicos del Instituto de Posgrados–Forum.

 

Ocupación actual: Decana de la Facultad de Derecho de la Sede Campus Nueva Granada (Cajicá, Cundinamarca) de la Universidad Militar Nueva Granada.

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