En Ejercicio
Carlos Arturo Hernández: “Cada día, la Filosofía del Derecho estará más vigente”
29 de Mayo de 2015
La vida profesional del abogado Carlos Arturo Hernández ha estado unida a la formación universitaria, especialmente a la investigación y a la cátedra en áreas como el Derecho Constitucional, la Filosofía del Derecho, la Teoría Jurídica y el Derecho Administrativo.
En opinión de este egresado de la Universidad Libre, en la Filosofía del Derecho radica la verdadera formación del abogado, pues esta ciencia termina siendo hermenéutica y argumentación jurídica.
ÁMBITO JURÍDICO: Frente a las recientes reformas constitucionales que se han propuesto, ¿es posible hablar de una crisis de la Constitución?
Carlos Arturo Hernández: En mi opinión, la crisis constitucional, que es el término de moda, no existe, pues las instituciones creadas por la constituyente de 1991 no están en crisis. El problema son las personas que llegan a ciertos cargos, ya que no existe ninguna garantía de que los compromisos éticos en esos niveles, sean de la Rama Judicial o del Legislativo, se conserven. Lo que se espera es que quienes ocupan esas dignidades representen con exactitud los puntos de vista de la comunidad. Si comparamos sus criterios en la toma de sus decisiones, el pueblo podría determinarlas ilegitimas, lo que origina un fenómeno que es el responsabilizar a las instituciones y calificarlas de inadecuadas. Lo cierto es que no son las instituciones, sino las personas carentes de ética, en esos cargos, las que contaminan los ideales constitucionales.
Á. J.: ¿Es riesgosa una asamblea constituyente o una salida ideal cuando se busca reformar la Constitución?
C. A. H.: En una posible constituyente, cada uno de los delegatarios es un representante, y debe responder por cada opinión expresada en la toma de decisiones que afectarán a la comunidad. Los representantes mayoritarios están obligados a ejercer su criterio para determinar la autenticidad de las opiniones expresadas por sus electores. Aunque esto suene vagamente, como el modelo de fideicomiso que no implica aportes originales por parte del representante, el problema es que cuando se otorga este poder, se puede reformar de manera ilimitada, a criterio del delegatario. De esta forma, es posible terminar restringiendo herramientas como la acción de tutela, que hoy permite que una persona del común pueda acceder con facilidad a los organismos judiciales.
Á. J.: Cerca de 40 actos legislativos han modificado la Constitución de 1991. Desde un punto de vista filosófico, ¿por qué se generan tantos cambios?
C. A. H.: Nuestra cultura jurídica es positivista y aún la preservamos. Esto ocasiona que frente a los problemas sociales, la única solución posible para este tipo de sociedades es el responsabilizar a la falta de normas, con lo cual un vacío en la ley se tiene que mitigar mediante una nueva ley. En cambio, en un sistema neoconstitucionalista se le permite al juez, mediante una sentencia, solucionar una laguna jurídica, con lo cual es innecesaria una reforma constitucional.
Á. J.: ¿La Filosofía del Derecho mantiene su vigencia en la enseñanza jurídica o ha sido desplazada por otras áreas, como las relacionadas con la tecnología y las nuevas comunicaciones?
C. A. H.: Cada día, la Filosofía del Derecho estará más vigente, pues una de sus labores es participar en las discusiones de la política social, sobre la base de consejos derivados de las teorías de la justicia y de los derechos humanos. Muchos estudiosos del tema, que durante algún tiempo han estado involucrados en estas actividades, continúan en su trabajo sin cesar. Así, la tarea principal de la Filosofía son los temas sociales, lo que la hace indispensable día a día.
Á. J.: Como docente universitario, ¿cree que esa materia sigue siendo de gran interés para sus estudiantes en su formación académica?
C. A. H.: La Filosofía del Derecho es despreciada en algunas instituciones, es tomada como la cenicienta y escondida en los programas. Pero cuando llegan las visitas de los pares académicos, se muestra con delantal de tul. Lo mismo pasa con algunos estudiantes que la ven como algo poco relevante en su formación. No obstante, creo que en ella radica la verdadera formación, pues el Derecho termina siendo hermenéutica y argumentación jurídica.
Á. J.: Se dice que en las últimas tres décadas hemos asistido a la disolución de las escuelas clásicas del Derecho (iusnaturalismo, iuspositivismo y realismo jurídico), que le han abierto camino a nuevas corrientes jurídicas. ¿Qué opina de esta afirmación?
C. A. H.: No son tan fundamentales los antiguos debates en los que se pregunta a qué escuela pertenece. La importancia de la Filosofía del Derecho parece limitada, para muchos, a un solo campo: la filosofía política. Esto solo para ser pensada en el terreno más delgado de la filosofía de la acción. Su tarea se encuentra en los tópicos de la normativa del Derecho, su perspectiva y sus conexiones con la justicia. Sin embargo, las conexiones entre la justicia y la norma nunca se intentan, ni mucho menos, se hacen. Esto aparece a raíz de la crisis del positivismo, en 1945. La labor que se le asigna es la más importante de todas: es el poder resolver los problemas del aquí y del ahora, esa es la principal función, sin importar la escuela jurídica a la que se pertenezca.
Carlos Arturo Hernández Díaz
Estudios realizados: abogado y especialista en Derecho Administrativo de la Universidad Libre. En esa misma institución cursó la Especialización y la Maestría en Filosofía del Derecho y Teoría Jurídica. Es Doctor en Derecho de la Universidad Externado.
Cargos desempeñados: docente de pregrado y posgrado de las universidades Autónoma de Colombia, Militar Nueva Granada, Nacional de Mar del Plata (Argentina) y Católica de Córdoba (Argentina), entre otras. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Antonio Nariño
Ocupación actual: docente investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre.
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