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25 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 2 horas | ISSN: 2805-6396

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Especiales / En ejercicio


“Los ‘falsos positivos’ representan la degradación de la humanidad”

11 de Marzo de 2021

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Según la abogada Viridiana Molinares Hassan, experta en filosofía jurídico-política, conocer la verdad que esconde el conflicto armado en un país como Colombia permite reconocer la crueldad de la guerra, la magnitud del dolor y la necesidad de encontrar otras formas civilizadas para resolver nuestros conflictos.

 

ÁMBITO JURÍDICO: Recientemente, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reveló una cifra de “falsos positivos” muy superior a la que, tiempo antes, había reportado la Fiscalía. ¿Por qué es importante que ese tipo de información se conozca? 

 

Viridiana Molinares Hassan: Por varias razones. Porque las cifras que se tenían corresponden a procesos de investigación anteriores a la firma del Acuerdo de Paz y a la creación de la JEP. En este sentido, se pone en evidencia que, al igual que en procesos de justicia transicional adelantados en otros países, en escenarios de transición hacia la construcción de paz, las víctimas finalmente pueden denunciar y contar lo que les ha sucedido, alejadas del cerco del silencio impuesto por victimarios. Una bonita metáfora para expresar esto la constituye lo señalado, en noviembre del 2004, por el expresidente chileno Ricardo Lagos, en el discurso “Para nunca más vivirlo, para nunca más negarlo”, pronunciado a propósito de la publicación del Informe de la Comisión Nacional sobre prisión política y tortura: “Vidas quebradas, familias destruidas, proyectos personales tronchados, incapacidad de poder dar a sus hijos una vida mejor. Todo ello se ha vivido durante años y cubierto por un velo de silencio, espeso, insano. Eso tenía que terminar, ha terminado. El silencio no pudo convertirse en olvido”.

 

Pero, además, porque frente al largo y complejo conflicto en Colombia, los informes oficiales aportan cifras sobre violaciones sistemáticas de derechos humanos, que pueden diferir de cifras presentadas por víctimas, ONG y de observatorios internacionales. Es frente a esta confrontación que se hace necesaria la intervención de la JEP, debido a que en este escenario judicial se resolverá, con independencia, imparcialidad y hechos probados, la controversia sobre el número de víctimas.

 

Y, finalmente, porque independiente del número de víctimas, cada persona cuenta y es importante, el informe de la JEP nos hace mirar una verdad indiscutible: los “falsos positivos” representan la degradación de la humanidad. Nunca antes en el conflicto colombiano se habían asesinado jóvenes anónimos, con pocas oportunidades de superar situaciones de pobreza y exclusión, como una práctica sistemática para la obtención de beneficios de agentes del Estado. Esto nos pone de presente hasta dónde puede llegar la formulación de políticas de exterminio de los oponentes y nos pone a conversar sobre la necesidad de reconciliación.

 

Á. J.: ¿Cuál es el verdadero reto al que se enfrenta un país en tránsito hacia la paz al conocer la verdad? 

 

V. M. H.: El reto es aceptar que no hay una verdad, sino multiplicidad de verdades, de acuerdo con el interés de cada una de las partes que propició, financió y ha mantenido el conflicto; de acuerdo con cada persona que ha padecido dolor por las desapariciones de sus seres queridos, torturas, desplazamientos, actos de violencia sexual y asesinatos; de acuerdo con el imaginario de sociedad y de bandos de “buenos” o “malos” que cada colombiano tiene. Por eso, el reto es la articulación de todas estas verdades con un gran objetivo: reconocer la crueldad de la guerra, la magnitud del dolor y la necesidad de encontrar otras formas civilizadas para resolver nuestros conflictos.

 

Á. J.: ¿La verdad en los procesos que cursan en la justicia transicional es de carácter real o procesal?  

 

V. M. H.: La construcción de “una” verdad siempre es compleja. En ese difícil proceso encontramos las verdades que presentan las instituciones, a través de sus informes; la verdad social que construyen las víctimas, con relatos, canciones y diversas expresiones artísticas, y la verdad judicial, que se materializa a través de las sentencias de los jueces en las que se establecen responsabilidades objetivas.

 

Es en este escenario de verdad judicial donde cabe el tema de verdad procesal y verdad real, pero también donde se advierten las garantías judiciales de todas las partes involucradas en los casos para aportar y controvertir pruebas. Observando la manera como, hasta este momento, la JEP ha adelantado los procesos, por su forma de integración y por su compromiso de imparcialidad en la aplicación de justicia, los colombianos tenemos certeza acerca de que la verdad judicial que de ahí surja contemplará lo real y lo procesal.

 

Á. J.: ¿Por qué son importantes las comisiones de la verdad en procesos de justicia transicional? 

 

V. M. H.: Porque son instituciones integradas por miembros de la sociedad civil que tienen varios retos: indagar y explicar las causas del conflicto; describir los parámetros sistemáticos de violación de derechos humanos; formular cambios en el diseño institucional del Estado, todo esto para evitar la repetición, reparar a las víctimas y proyectar una reconciliación posible. 

 

Pero, además, porque la verdad de sus informes puede saciar a las víctimas que aún yacen sin sepultura, con sus cuerpos perdidos en el lecho de ríos, incineradas y convertidas en cenizas, que el viento arrasa hasta nuestros rostros, con huesos mezclados en fosas comunes. Porque, puede convertirse en parte de un rito para que las familias de las víctimas encuentren paz y vuelvan a creer en que es posible la justicia y la vida con dignidad y porque puede ayudarnos a desdibujar nuestra fatídica historia de bandos contrarios y poner fin a las violencias mutantes que han impedido concentrarnos en lo que nos une: la ilusión de una sociedad en paz en la que estén garantizados los derechos de todos.

 

Viridiana Molinares Hassan

 

Estudios realizados: Doctora en Derecho Público y filosofía jurídico-política de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), magistra en Literatura Comparada y Estudios Culturales de la misma universidad y en Desarrollo Social de la Universidad del Norte.

 

Cargos desempeñados: profesora investigadora de la Universidad del Norte

 

Ocupación actual:  docente de Teoría Constitucional e Instituciones Políticas de la Universidad del Norte.

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