Tannia A. Valenzuela R.
Head of Legal & Compliance - Abroad Financial Technologies

En el ecosistema financiero tradicional, el término smurfing ya genera suficientes alertas. Pero en el contexto cripto, donde la velocidad de las transacciones y la pseudonimidad amplifican las vulnerabilidades, el riesgo se multiplica.

El smurfing, o estructuración de operaciones, consiste en dividir grandes sumas de dinero en múltiples transacciones pequeñas, con el fin de evitar los umbrales que disparan alertas automáticas por lavado de activos. Es un método tan viejo como efectivo, pero con nuevos disfraces en la era de los criptoactivos. Pequeñas transferencias entre billeteras, intercambios constantes entre activos, uso de mixers, y la creación de múltiples cuentas se han convertido en herramientas para evadir los controles que tradicionalmente aplicarían los sistemas bancarios.

Colombia, aunque ha avanzado en su entendimiento del ecosistema cripto, aún no cuenta con una regulación específica sobre el smurfing aplicado a este ámbito. Los proveedores de servicios de activos virtuales (PSAV) operan en un terreno gris, sin directrices detalladas sobre cómo prevenir estas prácticas. Pero que la regulación no haya llegado aún no significa que la responsabilidad pueda esperar.

La mejor solución en este momento es la autorregulación. Es una gran practica de los PSAV adoptar estándares que garanticen la integridad del sistema, no por imposición, sino por convicción. La implementación de mecanismos sólidos de debida diligencia y conocimiento del cliente (KYC), la utilización de monitoreo automatizado de transacciones (automated transaction monitoring), el perfilamiento de riesgo del cliente (customer risk profiling) y el aprovechamiento de tecnologías de detección de fraude basadas en inteligencia artificial (AI-powered fraud detection solutions) no solo mitigan riesgos legales, sino que fortalecen la confianza del ecosistema ante reguladores y usuarios.

Y no se parte de cero. La Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf), en su calidad de autoridad de inteligencia financiera en Colombia, ha emitido un instructivo técnico dirigido a PSAV, en el que establece lineamientos concretos para la detección y reporte de operaciones sospechosas. Dentro de este documento, se advierte expresamente sobre la estructuración de operaciones como una modalidad a vigilar, subrayando que “múltiples transacciones pequeñas, realizadas con la intención de evadir controles, deben ser analizadas en su conjunto”. Es decir, el fenómeno del smurfing ya está en el radar oficial, aunque no exista aún una regulación específica que lo tipifique o sancione directamente.

Ignorar estas señales puede traer consecuencias importantes. En un entorno donde la reputación es tan volátil como los propios activos digitales, la pasividad frente a los riesgos del smurfing no es una opción.

En un país que está aún escribiendo su marco legal en torno a las finanzas descentralizadas, los PSAV tienen una oportunidad y responsabilidad de liderar con buenas prácticas. Porque, como en el smurfing, las pequeñas acciones sí importan. Especialmente cuando los riesgos son grandes.

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