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¿Y dónde está la agenda laboral para el posconflicto en Colombia?

Diego Felipe Valdivieso Rueda
VS+M Abogados
Twitter: @valdiviesodf / @vsmlegal
Colombia ha venido atravesando una situación de conflicto de la cual todos, en cierta u otra medida, hemos sido víctimas. La guerra nos ha acompañado desde el origen de nuestra nación, empezando con la colonización del continente y nuestra posterior independencia, pasando por la Guerra de los Supremos, la Guerra de los Mil Días, la guerra bipartidista y, por último, un conflicto armado guerrillero interno que ha durado hasta nuestros días.
Dentro de este contexto, bajo un claro anhelo social por la paz, y dentro del marco de un largo proceso que se ha llevado a cabo en La Habana, el presidente Juan Manuel Santos, tras lograr la victoria en segunda vuelta presidencial para un segundo mandato, se ha propuesto firmar un acuerdo de paz con las FARC, a través de un proceso discutido, pero cuya finalidad todos los colombianos apoyamos.
Frente al estado avanzado en el que aparentemente se encuentran los diálogos, es inminente plantear el siguiente interrogante: ¿realmente está Colombia preparada en materia legislativa, y específicamente en materia laboral, para promover una verdadera política de empleabilidad del posconflicto? ¿Qué sucederá con todos aquellos individuos y familias que viven del negocio de la guerra?
Son miles los empleos creados de manera directa o indirecta por la guerra: los militares profesionales, los combatientes guerrilleros, los proveedores de las partes en combate (armamento, raciones de campaña, uniformes, etc.) e incluso el creciente negocio de la seguridad privada, cuyo auge obedece, entre otras, a las condiciones adversas en materia de paz.
No cabe duda de que tanto el poder Ejecutivo como el Legislativo tienen conciencia de la necesidad de contar con una agenda legislativa propia para la paz. Pero debemos llamar la atención, porque resulta extraño que dentro de la agenda anunciada no se observen puntos relacionados con una agenda laboral para el posconflicto.
La paz cambiará el entorno social, y ello demandará respuestas contundentes que eviten que los actores de la guerra migren a otros modelos de conflicto, menos organizados, pero igualmente dañinos en una sociedad, o pasen a engrosar las cifras de desempleo en nuestro país. Es evidente que se demandan reformas en materia laboral, así como una legislación que promueva la reinserción, readaptación y reintegración en el trabajo civil para quienes de corazón optan por dejar las armas para comenzar una nueva vida.
No debemos desconocer que todos hemos sido parte del conflicto. En este sentido, las acciones no pueden dirigirse únicamente a quienes activamente se han visto involucrados en la guerra, sino también a todos aquellos que, de alguna u otra manera, tengan la calidad de afectados. El llamado es para que se promuevan acciones legislativas que, además de incentivar la reintegración laboral, impacten sobre la conciencia empresarial, la cual, en muchas ocasiones, es renuente a aceptar las medidas de reinserción, ya sea por simple desinterés o por resistencia a admitir la condición de aquel nuevo trabajador, antiguo combatiente.
Es necesario y de inminente urgencia que se incluya este importante tema en la agenda legislativa. Tal vez sea el momento de trabajar en una reforma laboral integral que dé paso al anhelado estatuto del trabajo, pero, de no ser posible, se requiere que, por lo menos, se introduzcan acciones concretas que busquen, como mínimo, solucionar el problema de qué será y en qué se empleará toda la mano de obra colombiana que, con el fin de la guerra, al lado de la paz, encontrarán fin a su empleo y a su sustento diario.
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