Para probar la existencia o no de la simulación, la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia recordó que hay libertad probatoria, sin que exista restricción al respecto. Sin embargo, la naturaleza y particularidades de ese actuar hacen al indicio el mecanismo más apropiado para demostrar el negocio simulado. Justamente, el parentesco, la amistad íntima, la falta de capacidad económica del adquirente, la retención de la posesión del bien por parte del enajenante, el comportamiento de las partes en el litigio, el precio exiguo, la forma de pago, el tiempo y lugar sospechoso del negocio y la ausencia de movimiento en las cuentas bancarias son algunos de los indicios más comunes en estos casos, los cuales deben convencer al juez de que el negocio es ficticio o que las partes procedieron dando la apariencia de otro contrato, según se trate de simulación absoluta o relativa, reiteró la corporación (M. P. Margarita Cabello).