El papa Francisco: legado ético y espiritual para el Derecho y el deporte
El Papa Francisco no fue abogado, pero sus enseñanzas sobre el deporte ofrecen lecciones profundas al Derecho.
02 de Mayo de 2025
Juan Pablo Caballero Rodríguez
Abogado y magíster en Derecho y Gestión Deportiva del Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE, España)
Como abogado graduado de una universidad católica y, más aún, de una universidad jesuita como la Pontificia Universidad Javeriana, quiero dedicar esta columna a una figura que, si bien no fue jurista de formación, sí fue un reformador de normas. No de las civiles o penales, sino de aquellas que rigen la conciencia moral, el respeto por el otro y la búsqueda de justicia. Jorge Mario Bergoglio (q.e.p.d.), el primer Papa latinoamericano y jesuita, comprendió que el deporte, y en especial el fútbol, puede ser un espacio de dignificación humana, construcción social y también de inspiración jurídica.
Un hincha que vio en el deporte una escuela de vida
Desde que fue elegido Sumo Pontífice, Francisco, como buen argentino, no escondió su pasión por el fútbol y, principalmente, por San Lorenzo de Almagro. La camiseta azulgrana, uno de los muchos equipos que componen la gran ciudad de Buenos Aires, acompañó a Francisco desde niño y fue también una puerta de entrada para comprender al deporte como un lenguaje universal.
Si nos remitimos a los inicios de su pontificado, Francisco se refirió al deporte como “una escuela de vida”. En sus palabras dijo: “El fútbol, y cualquier otro deporte, puede enseñar el esfuerzo, el juego limpio, el trabajo en equipo, la superación personal, el respeto por el contrario”.
Aquí nos mostró no solo una visión del juego como deporte, sino también como principio aplicable al Derecho, al hacer referencia explícita al juego limpio y al respeto por el otro.
Maradona, Messi y Pelé: ídolos y humanidad
En la última semana desde su deceso, recuerdo haber visto una entrevista en la que le pidieron al Papa que escogiera al mejor jugador de la historia. Su respuesta, que no dejó de ser controversial, también fue sorprendente viniendo de un argentino.
Empezó refiriéndose a Diego Maradona y dijo: “Maradona fue un grande, pero como hombre fracasó. El pobrecito tropezó con quienes lo adulaban y no lo ayudaron”. Sobre Messi comentó: “Es correctísimo, un señor”. Y sobre Pelé sentenció: “Yo metería un tercero: Pelé, de los tres, el gran señor fue Pelé”.
Algo que ni los mismos argentinos hubieran imaginado: que Francisco, uno de los tres argentinos más importantes de la historia y además uno de sus grandes orgullos considerara que el mejor y más grande jugador de fútbol de la historia no era argentino, sino brasileño.
Esto claramente nos demostró que sus juicios no se basaban tanto en estadísticas, sino en principios y valores éticos. Y con ello, recordó que detrás del deportista siempre hay una persona.
Esa distinción, creo yo, debe llevarnos a reflexionar, especialmente a quienes redactan leyes o contratos en el mundo del deporte: ¿estamos protegiendo el rendimiento o la humanidad del deportista?
Corrupción y derecho deportivo: una advertencia pontificia
Tras los escándalos de corrupción que sacudieron al mundo deportivo principalmente el fútbol en el año 2015, Francisco se pronunció al respecto con contundencia: “La corrupción es como la droga. Al principio se esconde, pero luego se convierte en adicción y termina destruyéndolo todo, también el deporte”.
En múltiples ocasiones denunció la contaminación del deporte por intereses puramente económicos. Este mensaje resuena hoy en debates legales sobre el fair play financiero, el abuso de derechos de imagen y el lavado de activos en transferencias deportivas.
“Dar lo mejor de uno mismo”: manifiesto ético-deportivo del Vaticano
En 2018, el Dicasterio para los Laicos publicó el escrito titulado Dar lo mejor de uno mismo, que se convirtió en el primer documento oficial de la Iglesia sobre el deporte. Allí se sintetizó la visión de Francisco, quien indicó que el deporte debe promover “la dignidad, la amistad, el respeto a las reglas y la alegría”.
Asimismo, el documento rechazó toda forma de reduccionismo que convierta a los atletas en mercancía, defendió la dimensión educativa del juego y propuso crear una pastoral del deporte, lo que podríamos entender como un marco ético para las normas que rigen esta actividad.
El deporte como casa para todos: Congreso “Deporte para todos” (2022)
En septiembre de 2022, Francisco clausuró en el Vaticano el Congreso “Deporte para Todos” con un mensaje claro: el deporte debe ser una casa abierta, inclusiva y accesible para todas las personas. “Que todos puedan practicarlo. Que no haya barreras sociales, físicas o económicas que lo impidan”.
Si lo llevamos al plano jurídico, especialmente al derecho deportivo, podemos decir que Francisco abogaba no solo por políticas de acceso, sino también por revisar la participación de personas con discapacidad, mujeres, niños, migrantes y ¿por qué no? personas de la comunidad LGBTQ+, quienes también tuvieron protagonismo durante su pontificado.
En una entrevista, al ser interrogado sobre la postura de la Iglesia frente al homosexualismo, Francisco respondió que él no era quién para juzgar a otro. Si Jesucristo había dicho que la Iglesia era de todos, es porque realmente lo era, sin ningún tipo de distinción. Por ello, no me cabe duda de que cuando hablaba de un deporte para todos, lo hacía desde ese mismo punto de vista.
Conclusión: legislar con alma
El Papa Francisco no fue abogado, pero sus enseñanzas sobre el deporte ofrecen lecciones profundas al Derecho. En un tiempo de judicialización del fútbol, litigios millonarios y atletas tratados como activos financieros, Francisco nos recuerda que el deporte como la ley debe tener alma. Que el mejor gol, desde su perspectiva, es aquel que no olvida que del otro lado también hay una persona de carne y hueso. Que las reglas solo tienen valor si defienden la dignidad de la persona.
Por eso, en este pequeño homenaje, invito a repensar el Derecho y en especial el derecho deportivo desde la humanidad que Francisco supo leer en cada momento: la del niño que juega, la del migrante que corre, la del campeón que cae, la del hincha que abraza. Sencillamente porque el deporte no necesita solo normas y reglas: necesita sentido común, humildad y valores. Algo que, sin duda, Francisco nos dejó como enseñanza.
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