El decálogo tecnológico de los abogados
03 de Mayo de 2018
Axel Díaz Ortega
Experto en Seguridad de la Información e Informática
Abogado de la firma Adalid Corp.
La tecnología ha incursionado en el ámbito jurídico y llegó para quedarse, lo que nos indica que el panorama de nuestra profesión no es alentador; la mayoría de abogados no se han dado a la tarea de hacer un ejercicio de consciencia y aprehensión de herramientas tecnológicas a sus procesos, así como tampoco han simplificado sus trabajos para hacer más fácil la vida de los consumidores de servicios jurídicos, circunstancia que se refleja actualmente en la barrera de entrada a estos (altos costos innecesarios, complejidad injustificada de trámites, contratos excesivamente inentendibles, entre otros casos) y la excesiva sobreoferta de profesionales en el mercado, que hacen sus labores de la misma forma y sin ningún factor diferenciador a notar.
Aunado a lo anterior, los abogados nos vemos estancados diariamente por el Derecho inamovible, que no admite modificación en contra y está supeditado a todas aquellas prácticas legislativas y judiciales de vieja usanza que actualmente impiden la mejora de la abogacía frente a la tecnología y sus grandes herramientas facilitadoras de vida.
Entendiendo que la implementación tecnológica en procesos legales, judiciales y administrativos es bastante complicada, también hay un problema concatenado a lo anterior y es que el abogado promedio no está interesado en el tema o simplemente no sabe por dónde comenzar, situación cuya consecuencia directa recae en los consumidores, quienes deben adquirir servicios jurídicos con costos muy elevados, y que su nivel de beneficio y satisfacción frente a estos no siempre es directamente proporcional al trabajo contratado.
Para que se genere una dinámica jurídica que vaya a la par de la tecnología es necesario que los abogados se empiecen a formar y a adquirir conocimientos en tecnología que contribuyan a mejorar procesos tediosos que particularmente considero son los que están relacionados directamente con el Derecho. De lo contrario, hay una alta probabilidad de que el mismo mercado laboral, con soluciones mucho más amigables al consumidor jurídico -como las tecnológicas- empiece a dejar fuera de concurso a aquellos profesionales que no se adapten a las necesidades del mundo actual.
En ese orden de ideas, quiero presentarles el decálogo tecnológico que todo abogado debe seguir y aprender, para que en un futuro cercano y afrontando los avances a nivel mundial en materia de Derecho y tecnología puedan innovar y mejorar sus procesos legales, sean pioneros en sus respectivos campos de trabajo y den solución de una manera más amigable y eficiente a los problemas jurídicos que tengan las personas, entendiendo que este es el inicio de un aprendizaje continuo y constante para el crecimiento profesional en lo que se refiere a tecnología:
Sistemas operativos y ‘software’
Todos los abogados deben manejar, mínimo y con suficiencia, un sistema operativo, ello implica el conocimiento a nivel medio-alto de su funcionamiento y las capacidades de trabajo con las que cuenta, lo que varía según los gustos de cada usuario (personalmente me gusta Linux Mint[1] por su facilidad de manejo y compatibilidad, y es gratuito).
También, deberán contar con software gratuito y/o licenciado que les permita administrar y sistematizar las tareas propias de su trabajo, en especial las relacionadas con el desarrollo de sus labores jurídicas y la relación directa e indirecta con el consumidor de servicios jurídicos.
Teléfonos inteligentes
Los abogados deben manejar un teléfono inteligente y su sistema operativo, del que tendrán que conocer sus características, funcionalidades y capacidades de procesamiento, al igual que aplicaciones que sean de bastante utilidad para el día a día jurídico; iOS y Android son los sistemas operativos para móviles más populares del mercado.
Internet
Sin excepción alguna, los abogados deben estar en la capacidad de conectarse a internet de manera segura (por ejemplo, a través de VPNs) y entender cómo funciona el protocolo en su estructura, saber qué es una dirección IP y de manera más avanzada y opcional aprender sobre conexiones wired y wireless a profundidad.
Páginas web
Deberán tener nociones básicas sobre cómo funciona una página web (en principio su parte visual y la base de datos que la soporta), así como tener idea de protocolos seguros y navegación segura a través de estas (por ejemplo, proxys, firewalls, protocolos HTTPS y SSL, entre otros).
Programación
Es importante que los abogados, sin convertirse en expertos técnicos en la materia, aprendan de manera básica lenguajes de programación, siendo lo ideal conocer al menos uno, con el fin de que puedan entender el pensamiento lógico detrás de la creación de un aplicativo y lo que ello implica a nivel jurídico.
Perfil profesional
Aunado a lo anterior, deberán contar los abogados con una dirección de correo electrónico dedicada exclusivamente a su trabajo (sea esta personal o corporativa), un perfil en una red social profesional y un espacio mediante el cual puedan hacer promoción de su trabajo de forma tecnológica, creativa e innovadora (páginas web aplicadas a Derecho, APPs, promoción a través de adwords, redes sociales, entre otros).
De lo jurídico
Es necesario que los profesionales en Derecho comiencen a aprender sobre smart contracts, blockchain, simplificación de procesos (con metodologías como Lean Six Sigma), inteligencia artificial y machine learning, entre otros. Lo anterior con el firme propósito de que adecuen su trabajo a las necesidades de los nuevos usuarios de servicios jurídicos, quienes cada día demandan que sus requerimientos se satisfagan por medios tecnológicos.
De lo legal
Es de suma importancia que los abogados conozcan qué es un mensaje de datos, su desarrollo a partir de la ley 527 de 1999 y jurisprudencia en la materia, y sus implicaciones en todas las áreas del Derecho, ello con el firme propósito de que probatoriamente entiendan cómo el ordenamiento jurídico colombiano les da validez a estos y así mismo saber cómo se pueden controvertir dichas pruebas en un proceso. (Lea: ¿Cómo se puede certificar un documento electrónico para que tenga valor probatorio en un proceso?)
Firmas electrónicas y cifrado de mensajes y datos
Los abogados deben saber qué es una firma electrónica, sus clases, utilidades y empezar a hacer uso de estas en todos los procesos jurídicos, como herramienta simplificadora de trámites legales y judiciales. (Lea: ¿Pueden existir títulos valores firmados electrónicamente?)
De igual forma, es importante que tengan conocimiento de herramientas de cifrado de datos y comunicaciones, que les permitan tener un canal seguro de mensajes y datos legibles únicamente para las partes interesadas, garantizando siempre la confidencialidad.
Evidencias digitales
Los abogados deben estar en la capacidad de identificar, recaudar, preservar, extraer, analizar y documentar una evidencia digital en cualquier medio en el que se encuentre almacenada, y poder presentarla como prueba en un proceso judicial, cumpliendo con los requisitos técnicos y legales necesarios (entre los que se encuentran la inalterabilidad de la evidencia (hash), cadena de custodia y correcta documentación de los procesos); lo anterior teniendo en cuenta que en la actualidad la mayoría de pruebas que se están aportando en los litigios corresponden a correos electrónicos, archivos en formatos lógicos, conversaciones a través de aplicaciones de mensajería instantánea y otros medios que constituyen mensajes de datos.
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