El médico asume la posición de garante respecto del paciente. Por tanto, le es exigible respetar el deber objetivo de cuidado, cuyo estándar está reglado en los preceptos jurídicos y los protocolos que la lex artis le impone, señaló recientemente la Corte Suprema de Justicia. Según el alto tribunal, con el fin de establecer si la muerte o las lesiones causadas a un paciente pueden ser imputadas objetivamente al médico, se debe verificar si el profesional creó un peligro superior al tolerado o incrementó el riesgo de causar un daño antijurídico. Así, la Sala Penal confirmó la responsabilidad de un ginecólogo que se equivocó en el diagnóstico y le prescribió a la paciente un tratamiento incoherente con la afección que padecía (M.P. José Luis Barceló Camacho).