El empresario puede realizar estrategias de mercadeo tales como programas de fidelización de clientes de la manera que considere más adecuada a sus intereses e, inclusive, restringir el acceso a sus empleados (consumidores) a dicho incentivo, siempre que informe manera clara, veraz, suficiente, oportuna, verificable, comprensible, precisa e idónea los requisitos para acceder a la promoción, pues el incumplimiento de este deber lo puede hacer responsable por la vulneración de las normas de protección al consumidor, precisó la Superintendencia de Industria y Comercio. Como todos los derechos y libertades dentro del marco de un Estado Social de Derecho, la libertad económica no es absoluta, sino que está limitada por los derechos de los demás y por la prevalencia del interés general, por lo que la actividad económica que emprenda cualquier persona deberá respetar dichos límites.