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Actualizado hace 1 día | ISSN: 2805-6396

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Noticias / General


Rubén Blades, entre el Derecho y el arte transcurre la vida

15 de Noviembre de 2019

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Nota:
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Imagen
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Imagen tomada de: Rubenblades.com

 

José Patiño

Editor Ámbito Jurídico

 

Desde su primera composición, Rubén Blades demostró que iba a cambiar la música del caribe. Su sensibilidad se evidenció a los 15 años, cuando escribió Nueve de enero, relato del intento de un grupo de estudiantes que quiso izar la bandera nacional en la zona del canal ocupada por EE UU, en 1964, y de la muerte de más de 20 panameños.

 

 

Al describir este hecho angular de la historia de istmo anunció sin sospecharlo la renovación de la salsa, que con el boom de la Fania había instalado en el imaginario mundial el tópico de un continente sabroso y alegre, pero gracias a su aporte, a finales de la década del setenta del siglo pasado, elevó el género al nivel del compromiso social y consciente con la realidad latinoamericana.

 

Sería necio afirmar que es el inventor de un género, pues el son cubano ya describía injusticias y la difícil vida del campesino, pero el panameño potenció los ritmos caribeños con relatos sobre las dificultades de los latinos en las ciudades, y no se refería solo a Nueva York, el barrio era toda América.

 

Estudia, trabaja y sé gente primero, allí está la salvación

 

En algunos artistas su talento puede describirse como una fuerza de la naturaleza, evidente en el caso de Blades, pero su caso tiene un sustrato adicional, su formación en ciencias sociales, específicamente sus estudios en Derecho.

 

Él iba a convertirse en el primer profesional de la familia y su abuela y su madre fueron definitivas al inculcarle sentido de justicia y el activismo político; dice el cantautor que reconoció muy joven las luchas feministas de su abuela por el derecho de la mujer a votar.

 

Sus padres eran músicos, pero querían mejores oportunidades para Rubén. Cuando exploraba qué carrera estudiar tuvo claro que las matemáticas no eran lo suyo, ni la medicina. “Las leyes me interesaban, la justicia, ver cómo podemos mejorar las condiciones (de la sociedad)”, ha dicho. Así fue como se inscribió en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá.

 

Pero la situación del país no era diferente a la del continente y en 1969 cerraron la universidad, luego del golpe de Estado contra Arnulfo Arias, el Derecho quedó aplazado.

 

Blades se va a EE UU y participa en el disco De panamá a Nueva York, Pete Rodríguez presenta a Rubén Blades (1970), escribió ocho temas y se destacó su composición Juan González, sobre un guerrillero muerto en combate.

 

Como esta producción no tuvo la repercusión que esperaba, regresó pronto a su país y abandonó la música para volver a los estudios.

 

Pero no fue un retiro completo, trabajó con un grupo llamado Los salvajes del ritmo; un día, su profesor de Derecho Civil, Narciso Garay, lo ve en una presentación y se queda observándolo toda la noche.

 

La incertidumbre por este encuentro se resolvió rápido, el lunes siguiente lo llamó su decano y profesor de Contratos, Dulio Arroyo: ¿usted va a ser músico o abogado?, le preguntó, y un dudoso Rubén le confirmó que quería terminar leyes.

 

Los reclamos de Arroyo por la “mala imagen” que le daba a la universidad un estudiante cantando en fiestas de fin de semana hicieron efecto, ahora la víctima de abandono fue la música. (Lea: Cinco abogados cantantes)

 

Durante este periodo trabajó como asistente legal y en el departamento de cobros del Banco Nacional de Panamá, y elaboró su tesis sobre “reincidencia en hurto y robo”, para investigar fue a la colonia penal de isla Coiba, donde pasó un buen tiempo con los reclusos.

 

Sustentó su tesis y aprobó, pero no asistió a la ceremonia, se graduó por ventanilla y salió del país en 1974. Apenas regresó a EE UU firmó con Fania, pero no como artista, ni en el departamento legal, sería mensajero del sello discográfico.

 

Blades insistía en presentar sus composiciones a los productores del sello pero, paradojas de abogado, se las rechazaban por tener “mucha letra”.

 

Poco a poco fueron aceptando sus trabajos y esa salsa narrativa le empezó a abrir puertas, su colaboración con Willie Colón en El bueno el malo y el feo y la canción El cazanguero inició su etapa más exitosa. Y mencionamos esta canción porque describe la vida de los reclusos, producto de su investigación en el penal de Coiba.

 

 

Al tiempo del desarrollo de su carrera musical y actoral, el ganador de más de 15 premios Grammy insistía con el Derecho, entre otras razones por el deseo de que su madre lo viera graduarse, y lo hizo en Harvard Law School, en 1985. (Lea: Rubén Blades, el abogado)

 

(Rubén Blades graduado en Derecho)

 

Ejerciendo la música

 

No puede negarse que la visión que el Derecho da sobre la complejidad social nutre la vida de quienes lo estudian, y en el trabajo de Blades esto se potenció a niveles de arte.

 

Si hay una composición que define su consciencia y a la vez dispara su popularidad es Pablo Pueblo; aunque ya era reconocido como un compositor e interprete importante, el relato de un hombre vencido por el destino que le tocó y luchando por sacar adelante a su familia tiene tanto de riqueza musical como de reflexión sobre un mundo injusto y desigual.

 

 

De ahí en adelante la historia de este artista se nos va haciendo más conocida, porque hace parte de la esencia latina, tanto que sus canciones hablan mejor que cualquier escrito sobre el legado de uno de los compositores más importantes de nuestra historia. Acá va una clasificación arbitraria sobre sus reflexiones sociales y artísticas:

 

Violencia política

 

Memoria

 

Racismo

 

Crimen

 

Desaparecidos

 

Pobreza

 

Corrupción

 

Intervencionismo

 

Contrabando

 

Esclavitud

 

Minorías

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