Miguel Enrique Caldas, adiós a un gestor del conocimiento
31 de Enero de 2020
Esposo, padre, hermano, abuelo y amigo
Su familia lo recuerda como un hombre tranquilo, respetuoso, tierno y generoso, que disfrutaba dar cosas materiales, pero, sobre todo, compartir su conocimiento, sus ideas y sus valores. También lo describe como un lector empedernido; amante del buen vino, del cine, de las mujeres lindas, de los carros deportivos, de la buena comida y de la música clásica y el jazz.
Seguía con pasión al fútbol europeo, especialmente al Atlético de Madrid, por el Cholo Simeone, y al Barcelona, a este último con un poco más de emoción, tal vez por su admiración hacia Lionel Messi.
Cuentan que estuvo obsesionado por algún tiempo con la historia de Simón Bolívar, motivo que lo inspiró a escribir un libro, súmandolo a una de sus muchas publicaciones. Esa misma tenacidad lo llevó a aprender a leer en inglés, aunque nunca estudió el idioma, y, de hecho, si bien podía durar horas leyendo periódicos y libros en esa lengua, nunca pudo hablarlo.
Amaba los paisajes colombianos, pero no podía sobrellevar la tacañería y la deshonestidad. No comulgaba con las ideas religiosas, era uribista por convicción y un muy buen conversador.
Con sus 21 nietos se consolidó una relación de complicidad: era consentidor y estaba pendiente siempre de su alimentación.
El emprendedor
Desde muy niño mostró su fortaleza para superar todas las dificultades económicas, no le temía al trabajo y, tal vez, fueron esas experiencias las que lo formaron como un emprendedor preocupado por el bienestar de sus colaboradores y sensible a las adversidades de quienes lo rodeaban. Y pese a que quería ser arquitecto, terminó graduándose de abogado, profesión que lo acercó al proyecto que su hermano, Tito Livio, y su amigo, Alberto Silva, iniciaron con pasión y hoy subsiste como una de las editoriales jurídicas y de soluciones para profesionales más prestigiosas del mercado: Legis.
El orgullo de haber participado en la fundación de Legis perduró hasta el final de sus días. Crear y ver crecer a una empresa de tan altas calidades intelectuales resultó siempre coherente con su estilo de vida. Fue Presidente de Legis durante varios años y lideró líneas y áreas de negocio de la compañía, como Agendas y Directorios. Allí se destacó por la creación de importantes obras, como el Régimen de importaciones, exportaciones y cambios.
No ejerció mucho como abogado, porque su talento innato eran los negocios. Por eso, también será recordado por haber fundado y gerenciado la empresa Capco (Cápsulas de Colombia), por haber trabajado para la compañía americana West Rubber y por su labor en la parte contable durante su vínculo laboral con la empresa PriceWaterhouse.
Igualmente, fue gerente de Gráficas Araguaney, en Venezuela, semilla que dio origen a Legis en ese país; fundó la editorial Arco Iris Editores, el primer periódico gratuito colombiano, Suburbia Capital, y la revista Ámbito Médico.
Efectivamente, Miguel Caldas era un inquieto ante los negocios: aprovechaba al máximo la capacidad de los ejecutivos y confiaba en ellos, de tal forma que su bondad le fue retornada en grandes logros comerciales.
Todas estas vivencias dejaron una estela de enseñanzas entre quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo. Enseñanzas que perdurarán por mucho tiempo y que serán el legado de generaciones venideras y de los colaboradores de Legis que, con su empeño y trabajo, honrarán su memoria.
Sus amigos lo recuerdan
Pablo Caldas (hijo): “Una vez llegamos con él, ya de viejo, a la planta de producción, y fue una sorpresa muy bonita ver a todos los antiguos colaboradores saludar a mi padre diciendo que él siempre fue un gran ser humano, con la grandeza de la humildad expresada en su sencillez, compañerismo y bondad. Así que, de un momento a otro, empezaron a recordar viejos tiempos cuando él era el presidente de Legis, y lo hicieron viajar, en un segundo, a esas revisiones antes de imprimir, donde la tinta y el papel, el sentido de equipo, y el apoyo de él fueron fundamentales. Salió feliz siguiendo su recorrido”.
“Legis fue su vida y su orgullo, lo que le dio todo para ser la persona feliz y tranquila que reflejó en todos sus momentos sociales y familiares. Él siempre se sintió que la pegó, que lo logró y que se la gozó, que ¡valió la pena la lucha!”.
“Siempre orgulloso de lo que hizo, de su trascendencia y exitosa ejecución gerencial, que fue tan efectiva que viajó a España a fundar Vigentes Legal, donde lo dio todo, pero, desafortunadamente, se encontró con una feroz competencia. Unas se ganan, otras se pierden y otras se empatan”.
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Roberto Caldas (sobrino): “Muere con mi tío Miguel la generación de los Caldas Gutiérrez. Muere el último de nuestros viejos María, Elvia, Tito Livio, Miguel Enrique y Marina Caldas Gutiérrez. Todos gallardos, aguerridos, nobles, leales, honrados, bondadosos y cariñosos padres y tíos nuestros. De mi tío Miguel quiero que quede en la memoria de todos que fue el creador de las divisiones de Agendas y Directorios de Legis. Fue el modulador histórico de papá, Tito Livio, su hermano, y Alberto Silva, su amigo, con quienes fundaron la compañía.
Papá era el impulsor, el creador; Alberto era el crítico, el abogado del diablo, y mi tío Miguel era el modulador entre ellos. Amigo, socio y hermano noble, transparente, de inigualables principios, de incuestionable lealtad, bondad y desprendimiento. Para mí, quizás fue el más cercano amigo, el guía ‘sin pelos en la lengua’, el más leal y honesto amigo y el hombre más dandy, o más elegante, que he conocido. Siempre lo salude ‘hola tío! ¡Cómo estás de pinchao!’, con el mayor reconocimiento y cariño. Quedamos una generación nueva. La de los Caldas Cano y los Caldas Rico, alimentados de enseñanzas, sueños, educación, cultura y valores para cargar ahora su antorcha empresarial, la que, junto con los amigos y socios de la vida, las familias del doctor Alberto Silva, último fundador sobreviviente, tenemos que sostener, en los méritos propios, ahora sí, la nuestra; la generación que sigue. Ojalá tengamos todos la osadía, como habría dicho mi tío, de ser exitosos, de merecer el aplauso... ¡buen viaje hermoso, ‘pinchao’ amigo mío!”
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Juan Diego Llano (nieto): “Un poema para Papi Miguel: Voy a trabajar para algún día parecerme a mi abuelo. Voy a comenzar por pausar el tiempo en conversaciones con familia, con amigos viejos y nuevos por conocer. Comenzaré con esos desconocidos que no lo deberían ser, que todos los días veo y ni su nombre sé. Voy a pensar en un pequeño negocio, para dar a la sociedad como lo hizo él, y no para que la sociedad me dé. Cultivaré mi curiosidad, que hasta ahora me doy cuenta que de mi abuelo la heredé. Ejercitaré la generosidad como un valor fundamental, que si se busca se puede hallar en doctrinas religiosas o mandatos de un manual, o como mi abuelo Miguel en la felicidad de disfrutar de la vida con los demás. Y cuando tenga mi propia familia, lo primero y último que haré, será asegurarme de que mis hijos y nietos tengan un padre y abuelo que se parezca a las historias que les conté del que alguna vez fue mi abuelo Miguel”.
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Carlos Alberto Niño (exgerente de Gestión Humana de Legis): “Del doctor Miguel Caldas recuerdo su memoria prodigiosa y su gran capacidad para resolver los problemas más complejos con serenidad y certeza absoluta. Hace muchos años le pedí consejo respecto a mi decisión de dedicarme a las relaciones laborales y me dijo: ‘cuida a las personas y trátalas con respeto, ellas siempre cuidarán de ti y de tu empresa’”.
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Mauricio Bustamante (director ejecutivo en Scottsdale Ltda.): “Lo conocí en su faceta de padre de familia, emprendedor y como empresario, cuando fue mi jefe. Era una persona que velaba por la justicia, honesta y siempre preocupada por el bienestar de quienes lo rodeaban. Su partida deja un gran vacío”.
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Alfredo Motta (expresidente ejecutivo de Legis.): “Tuve la fortuna, por más de 30 años, de crear y compartir con este gran empresario, siempre dispuesto a defender grandes causas para sus empresas y por su país, pero, ante todo, pendiente de apoyar a sus colaboradores y amigos. Lo recuerdo como un gran miembro de familia. Sin duda, con su caminar ha dejado una profunda huella entre familiares, amigos y colaboradores”.
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Ismael Urribarri, gerente general en Legislación Económica en Miranda (Venezuela): “Hace poco más de 35 años tuve el placer de conocer al doctor Caldas en Venezuela, junto a los doctores Tito Livio Caldas y Alberto Silva, enamorados todos de esta tierra y entregando sus conocimientos para el desarrollo del país. Fue siempre de elegante trato, cercano a nosotros y con palabras de aliento y motivación para emprender la operación en Venezuela. Se caracterizó por ser un gran líder, un excelente ejecutivo, pero, sobre todo, por ser una gran persona de valores sólidos y cercano a nosotros. Estoy seguro del gran legado que hoy nos deja, tanto en Venezuela como en Colombia”.
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Alfredo Jiménez (extrabajador de Legis): “Entre los años 1983 y 1995 tuve la oportunidad maravillosa de hacer parte de la familia Legis, de la cual me siento orgulloso. Conocí al muy querido doctor Miguel Enrique Caldas Gutiérrez y a su distinguida familia. Como los demás fundadores de la gran familia, imprimió en nuestras vidas aspectos de respeto, profesionalismo, caballerosidad, generosidad y responsabilidad. Me siento muy agradecido con la vida, por haber conocido a tan ilustre señor fundador de una las empresas más reconocidas en el ámbito nacional. Como muchos de los colaboradores de entonces, agradezco la vida de tan querido ciudadano colombiano, autor de muchas obras, tanto en el campo de la literatura y comercial, como en la parte jurídica”.
Su esposa, Clara Rico de Caldas, y sus hijos, Andrés, María Clara, Teresa y Pablo, junto con el resto de familiares, expresan sus más sentidos agradecimientos a todos aquellos que, de una u otra forma, les brindaron su invaluable apoyo y solidaridad para superar la profunda tristeza por el deceso de Miguel Enrique Caldas Gutiérrez.
La grandeza de un ser humano pleno de virtudes
José Antonio Currea
Gerente General
Legis Información y Soluciones
Este año, cumplimos en Legis 68 años desde que fuera creada por tres hombres que, con tesón y decisión, ofrecieron una solución disruptiva, que ha ayudado al país, a las instituciones, a las empresas y a las personas a acceder a conocimiento experto, desde una fuente con contenido curado y confiable que ha fortalecido al Estado de derecho y ha favorecido a un entorno de negocios y de desarrollo empresarial. Fue tan potente la impronta que le dieron sus tres fundadores, Tito Livio Caldas, Miguel Enrique Caldas y Alberto Silva, que aún sigue vigente en Legis ese ADN de innovación y mejora. Hace unos pocos años, partió Tito Livio Caldas, y la semana pasada nos dejó Miguel Enrique Caldas.
El fallecimiento de Miguel Caldas deja un profundo vacío por lo que significó para Legis, su familia y sus amigos como ser humano pleno de virtudes y como profesional. Y para quienes, aunque de manera breve, tuvimos la gran oportunidad de observar su permanente interés por el conocimiento y la cultura a sus más de 90 años y, especialmente, su fascinación por lo que ofrece el mundo digital, fue muy grato ver que hoy no existen barreras ni en edad ni en medio (impreso o digital) para ampliar las fronteras de nuestros conocimientos. Su conversación inteligente y sus palabras sensatas dejan un recuerdo imborrable para quienes admiramos a las personas que llegan a esa edad con la paz que da una vida construida sobre los valores que, practicados de forma repetitiva, se convierten en virtudes.
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