De acuerdo con la Sección Primera del Consejo de Estado, el cometido principal de cualquier experticia solicitada en un proceso judicial no es otro que la persuasión. Según el alto tribunal, esta difícilmente se logra cuando el perito encargado solamente efectúa afirmaciones o negaciones de manera incontrovertible, negándole al juez y a las partes la posibilidad de conocer los principios básicos del análisis efectuado. Por eso, indicó que la labor del perito consiste en proporcionar, junto con el fruto de su propia interpretación, los fundamentos que soportan su dictamen, para situar a sus destinatarios en condiciones de poder valorar la objetividad, la razonabilidad, la coherencia y la sensatez de las conclusiones presentadas (C.P. Marco Antonio Velilla Moreno).