De innovación abstracta a innovación concreta en la justicia

José Fernando Torres 

Ex fellow del Legal Desing Lab de la Universidad de Stanford

En Colombia, otra vez estamos hablando de la importancia de reformar la justicia y continuar el esfuerzo por lograr una verdadera transformación digital del sector que acerque la justicia al ciudadano. Para esto, el Consejo Superior de la Judicatura dio a conocer el Plan estratégico de transformación digital de la Rama Judicial 2021-2025.

Este plan tiene varios programas encaminados a transformar la justicia. Entre otros, tiene programas de Gestión de TI, Expediente Electrónico y Gestión del Cambio. Además, pone mucho énfasis en la innovación. Incluso, el anexo 1 menciona la palabra “innovación” 34 veces. Por ejemplo, hace referencia a “incursionar en procesos de innovación en la justicia con el uso y aprovechamiento de tecnologías disruptivas y emergentes”, “… fortalecer y mejorar el servicio de la administración de justicia en el país, a través del impulso de la innovación…”, “fomentar la innovación digital”. Adicionalmente, menciona la implementación de varias tecnologías como bots, inteligencia artificial y blockchain como aplicación de la innovación tecnológica y, finalmente, la creación del Laboratorio de Innovación para la Ciudadanía.

Las preguntas que me surgieron mientras leía los planes de transformación del Consejo Superior de la Judicatura son ¿qué significa para ellos la innovación en la justicia?, ¿qué es lo que se quiere mejorar?, ¿en qué áreas concretamente queremos innovar? Una cosa es innovar en el uso de métodos estadísticos para la gestión judicial y otra es la creación de nuevos productos o servicios de justicia para la ciudadanía.

Hablar de innovación en la justicia sin mencionar problemas o iniciativas concretas es hablar de todo y nada a la vez. Este error ya lo han cometido muchos centros de innovación corporativa en el sector privado que le apuntan a todo y a nada, y cuyo impacto en las organizaciones rara vez es grande.

Por esto, en su plan de innovación, la justicia colombiana podría aprender del trabajo que está haciendo la República Dominicana. El 25 de marzo del 2021, la Escuela Nacional de la Judicatura, adscrita al Poder Judicial de la República Dominicana, lanzó Lab de Innovación para la Justicia (Lab ENJ). El Lab tiene unos ejes muy concretos, que son el apoyo al Plan Justicia Visión 20/24, el desarrollo de nuevos productos y servicios de justicia, y servir como un hub académico para fomentar diálogos abiertos sobre el futuro de la profesión jurídica.

El Lab ENJ ha trabajado mucho en aprender de los errores y aciertos que han cometido los centros de innovación corporativa. El error antes mencionado (apuntarle a todo y a nada) fue evitado delimitando muy bien las líneas de acción del Lab. A la hora de pensar en nuevos tipos de productos y servicios, el Lab desarrolló el catálogo más grande en español que se ha hecho sobre nuevos tipos de productos y servicios para la justicia en el mundo. Por ejemplo, el catálogo muestra las distintas iniciativas que están llevando a cabo países como Inglaterra o Canadá en el fomento de servicios de soluciones de diferencia en línea; programas de prevención en temas de familia, como rAInbow en Sudáfrica; emprendimientos digitales en el sector de justicia, como Kleros o Hello Divorce, y servicios de reclamos, como Haqdarshak, en India.

El Lab está trabajando en el estudio de la mejora a la justicia en Latinoamérica, algo que normalmente no solemos hacer. Y está aprendiendo de todo lo que está pasando en el mundo, no solo de los países latinos o de España. El catálogo del Lab incluye iniciativas en Asia y África, proyectos muy interesantes de los que se puede aprender mucho. Además, un gran número de estas no implica desarrollos tecnológicos complejos usando blockchain o inteligencia artificial (aunque el catálogo incluye varios). Con esto, al hablar de nuevos tipos de productos y servicios de justicia, el Lab ENJ busca hablar de innovación en términos muy concretos.

Los términos en los que hablemos de “innovación en la justicia” son muy importantes. Es clave que desarrollemos un lenguaje común para que todas las personas entiendan de qué hablamos cuando decimos “innovación en la justicia”. En el mundo corporativo, se habla de innovación en producto, servicio o modelo de negocio. Tenemos que desarrollar un lenguaje similar aplicado a la justicia.

Ojalá Colombia pueda aprender de la República Dominicana. Espero que pasemos de hablar de “tecnologías disruptivas”, que no dice mucho, a hablar de mediación en línea, portales de autoayuda o nuevos juzgados especializados en procesos ejecutivos, entre otras. En legal design, una de las habilidades clave es saber pasar de lo abstracto a lo concreto, de volver tangibles las ideas. Ojalá la justicia colombiana pase de la innovación abstracta a la innovación concreta.