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26 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 6 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Curiosidades y…

Sexualidad humana

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Antonio Vélez M.

 

La sexualidad forma parte de la salud integral y de la personalidad de todo ser humano. Para nuestro pleno desarrollo físico y emocional, todos necesitamos la satisfacción de necesidades básicas como el deseo de contacto, de intimidad, de expresión emocional, de sentir placer y vivir el amor.

 

Entre los humanos, la sexualidad no solo ha servido para superpoblar al mundo, sino que también es la causa de múltiples problemas, hasta llegar más de una vez al crimen. Los investigadores, generalmente, han empleado dos marcos diferentes para la comprensión del deseo sexual humano. En el primero, el deseo sexual proviene de una motivación innata, una especie de instinto, necesidad o deseo.​ Este impulso sexual está ligado a factores biológicos, como son el estado hormonal y nutricional, la edad y la salud general. El segundo es una teoría sociocultural, donde el deseo se conceptualiza como un factor en un contexto mucho más amplio, es decir, relaciones anidadas dentro de las culturas. En el marco sociocultural, el deseo sexual indicaría un deseo de actividad sexual por sí mismo, sin otro propósito que no sea el disfrute y la propia satisfacción. El deseo y la actividad sexual también podrían producirse para obtener otras recompensas que pueden no ser de origen sexual, como sería crear una mayor cercanía y apego entre las parejas.

 

El deseo sexual puede ser espontáneo, y variar en intensidad, dependiendo de la persona deseada. En el límite de las formas aceptadas de conductas sexuales se encuentran la homosexualidad y la masturbación, que hasta hace muy poco eran consideradas como perversiones que debían evitarse. Debemos reconocer que las sociedades se han vuelto más amplias y tolerantes, y tales conductas empiezan a ser permitidas y válidas en el marco de los derechos hacia una sexualidad libre y civilizada.

 

La masturbación es prohibida por algunos pastores evangélicos debido a los pensamientos sexuales que pueden acompañarla. ​En EE UU y Nigeria hay pastores evangélicos que creen que la masturbación puede ser beneficiosa para el cuerpo, un regalo de Dios para evitar la fornicación, especialmente para los solteros. Algunas iglesias evangélicas solo hablan de abstinencia sexual y no hablan de sexualidad en el matrimonio. Otras iglesias evangélicas en EE UU y Suiza hablan de sexualidad cristiana como un regalo de Dios y parte de un matrimonio cristiano cumplido, en mensajes en cultos o conferencias. Las percepciones de la homosexualidad en las iglesias evangélicas van desde el liberalismo hasta el consevadurismo, pasando por posturas intermedias. ​La posición conservadora es muy hostil para los homosexuales y está involucrada en causas antihomosexuales y declaraciones homofóbicas. Algunas iglesias tienen una posición moderada: aunque no aprueban las prácticas homosexuales, muestran simpatía y respeto por los homosexuales.​

 

El Cristianismo afirma que, reducida a la genitalidad, la sexualidad degrada a la persona. Que la sexualidad es una realidad creada por Dios como expresión de amor y unión entre un hombre y una mujer, que se encarna dentro del acuerdo matrimonial. Esta visión es polémica, ya que deja por fuera otros aspectos de la sexualidad, como la homosexualidad y la masturbación.

 

Varias iglesias evangélicas promueven un pacto de pureza entre los jóvenes, quienes son invitados a mantener abstinencia sexual hasta el matrimonio. En las iglesias evangélicas se alienta a los jóvenes a casarse temprano para así vivir una sexualidad según la voluntad de Dios. Un estudio estadounidense para prevenir el embarazo adolescente informa que el 80 % de los jóvenes evangélicos solteros han tenido relaciones​ sexuales.

 

A partir de 1930, comenzó a realizarse la investigación de los fenómenos sexuales. Posteriormente, la sexología tuvo un gran auge al obtener el respaldo de la sociedad, promovidos por los movimientos de liberación sexual. Los primeros estudios científicos sobre la sexualidad corresponden al Informe de Alfred C. Kinsey y sus colaboradores, quienes presentaron una recopilación estadística que reflejaba los modelos de la conducta sexual en EE UU desde 1938 hasta 1952. Su trabajo abrió las puertas para la investigación de la respuesta sexual humana que, posteriormente, realizaron William Masters y Virginia Johnson. 

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