15 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 17 hours | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Corte y Recorte

Los golpes de Estado y la ley

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OSCAR ALARCÓN NÚÑEZ

 

Siempre se ha dicho que Colombia es un país de leyes, ajeno a cambios de gobierno que no estén ajustados a la Constitución. Aun los golpes de Estado se han hecho con la Constitución en la mano. Al general Mosquera lo derrocaron en su cuarto gobierno cuando sus relaciones con el Congreso no eran las mejores. El derrocamiento debió tener lugar el 21 de mayo de 1867, pero como el sastre no había terminado de confeccionar el traje con que Santos Acosta (el segundo designado) iba a asumir, fue necesario aplazar el acto para el 23. ¡Qué de…sastre! El vestido era un uniforme blanco-gris con galones de oro al estilo austríaco.

 

En el Palacio de San Carlos cogieron preso al general Mosquera y le dijeron que lo hacían “en nombre de la Constitución y las leyes”. Y mientras se lo llevaban, preguntó:

 

- ¿En dónde está el general Acosta? –era su comandante en jefe del Ejército.

 

- Acaba de encargarse del poder ejecutivo, como segundo designado –respondió el coronel Daniel Delgado, quien tenía la difícil misión de apresarlo.

 

- ¡Hum! pude hacerlo general, pero jamás caballero –comentó Mosquera.

 

Cuando al presidente Alfonso López Pumarejo intentaron darle golpe de Estado en Pasto, en la mañana del 10 de julio de 1944, el coronel Luis F. Agudelo tocó la puerta de la habitación en donde se hospedaba el mandatario y le hizo entrega, para su firma, de una hoja en papel sellado, escrita a máquina, que decía: “Ante los graves problemas que afronta el país, he decidido renunciar voluntariamente a la Presidencia de la República y encargar del mando al coronel Diógenes Gil”. Por supuesto, López no firmó.

 

El 10 de mayo de 1957 Urdaneta gobernaba como designado, pero al mediodía reasumió Laureano Gómez, quien era el presidente titular. En la tarde, el general Rojas Pinilla, a nombre de la oficialidad, le pidió a Urdaneta que volviera a tomar el mando, a lo cual se negó porque el presidente era Laureano. Comenzaron a barajarse interpretaciones jurídicas para ver que se hacía. Convocar a la Corte o a la Asamblea Constituyente. Ospina Pérez, Alzate Avendaño y Navarro Ospina, dialogaban. Al final, Lucio Pabón Núñez, exministro de Laureano, anunció que Rojas asumía “para salvar el país”. Todo de acuerdo con la ley, porque somos un país de leyes, hasta para los golpes de Estado.  

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