Corte y Recorte
Los fallos políticos
Oscar Alarcón Núñez
Hay fallos judiciales que tienen rasgos políticos. Lo digo por experiencia. En el gobierno de Alfonso López Michelsen se expidió la Ley 24 de 1974, que daba facultades al Presidente para modificar varios artículos del Código Civil referidos al matrimonio. La enumeración era taxativa. Pero el Gobierno expidió el Decreto 1296 de 1975, con base en esas facultades, en donde decía modificar el artículo 135 de ese Estatuto, dándole la categoría legal a la llamada Epístola laica, para que le dieran lectura en las ceremonias de matrimonio civil. En esos años yo estaba concluyendo mis estudios de Derecho en el Externado de Colombia y al darme cuenta de que se estaba modificando un artículo que no estaba enumerado para enmendar, demandé el decreto ante la Corte Suprema de Justicia, que entonces tenía la guarda de la Constitución.
La Corte era paritaria de acuerdo con las normas del Frente Nacional. Cuál sería mi sorpresa cuando me enteré de que en la Sala Constitucional los conservadores votaron a mi favor y los liberales en contra. Dos a dos fue el resultado. En la Plena se preveía la misma tendencia, pero hubo un liberal que se sumó al bloque de los conservadores. Trece a once fue el resultado definitivo. Me bautizaron de conservador y el presidente López me quitó los afectos por varios años.
Pero ¡cómo son las ironías de la vida! La Epístola la redactó el presidente López inspirada en una mexicana de Melchor Ocampo, que en ese país leían los jueces y notarios en los matrimonios. Por supuesto que nuestro mandatario la conoció cuando vivió allá. A mí me achacaban ser conservador por haber tumbado la Epístola laica colombiana y años después hubo un movimiento “liberal” en México para acabar con la de Melchor Ocampo por ser conservadora y machista. Lo lograron y desde el año 2000 desapareció.
Si bien la Epístola de López se inspiró en la mexicana de Ocampo, el machismo que aquella tenía no apareció en la de aquí y yo, cuando fui notario -¡otra paradoja!- la leía en todas las ceremonias que oficiaba. La bella prosa de López en esa admonición necesita ser escuchada por los contrayentes, así no sea legal.
Después de algunos años, el presidente López me perdonó ese pecado de juventud que al comienzo de mi vida profesional me enseñó que a veces hay fallos judiciales tienen rasgos políticos. Y también me convencí de que, para conservadores, los liberales de Rionegro.
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