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18 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 4 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Curiosidades y…

Lectura de los gestos

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Antonio Vélez

 

Paul Ekman, investigador de la Universidad de California, fotografió americanos y nativos de Nueva Guinea mientras escuchaban ciertos relatos. Presentadas las fotografías de un grupo al otro, cada uno de ellos fue capaz de identificar, por las expresiones faciales, las partes de la historia que se estaban narrando en ese momento. Este experimento sugiere la existencia de ciertos universales en el repertorio de los gestos humanos, e implica, a su vez, dada la gran diferencia de las dos culturas que se estaban estudiando, la existencia de una base genética responsable de dichos universales.

 

Además de las palabras, son numerosas las formas disponibles para intercomunicarnos. Dice Rodolfo Llinás: “Entre nosotros, sonreír, reír, fruncir el ceño o alzar las cejas son formas de prosodia, pues significan un estado interno momentáneo que otra persona reconoce y comprende. Aunque no es hablada, la prosodia es lenguaje y es comunicación intencional”. Aclaremos que la prosodia no llega a ser tan compleja como para permitir la autorreferencia. Y existen más formas –algunas ya mencionadas– de transmitir información, no siempre intencionales: lenguaje de signos, código Morse, braille, lenguaje matemático, ideogramas, jeroglíficos, mímica, señales, gestos, danzas, caricias, risas y sonrisas, llanto, palidez, rubor, intranquilidad, excitación, silbidos, aplausos, coqueteo, perfumes, bostezos, íconos, tablas, cuadros, gráficos, croquis, planos, carteles, videos, partituras, vallas...

 

Podemos hacer una lectura corporal y predecir el futuro próximo y también el mediato, aun a cierta distancia, condiciones en las que el lenguaje hablado no opera, lo que nos exime de accidentes. Por ejemplo, podemos leer la madurez de un fruto a distancia, sin subir al árbol, sin el riesgo de caernos. Leer a distancia nos previene de accidentes dolorosos, por ejemplo, nos alejamos a tiempo del predador. Sin embargo, en las noches, el lenguaje corporal de gestos y signos pierde su eficiencia, nos volvemos mudos y nos aislamos. Somos animales diurnos.

 

 

Por su lado, los políticos aprovechan las capacidades histriónicas para ascender ante el populacho, para convencer y ganar poder y así llegar a la cima y mandar, y, no pocas veces, para ejercer la lucrativa corrupción. Y usan esos recursos para beneficio propio, mintiendo y diciendo que su único interés es el pueblo. ¡Mamola! Decía uno de ellos. Muchos abusando de su poder, hasta competir con las estrellas del cine y del teatro. Y de allí el salto mortal hacia el endiosamiento. Y muchos jefes religiosos hicieron y hacen cosa parecida, se roban la voluntad del pueblo, llamado sometimiento, adhesión irrestricta, convencen y terminan abusando de su grey.

 

Tal vez algunas de las virtudes especiales del lenguaje por signos se deban a que posee cuatro dimensiones: las tres espaciales que ocupa el cuerpo de quien ejecuta los signos y la temporal, en tanto que el habla solo tiene una dimensión, la temporal. También es unidimensional el lenguaje escrito, mientras que los sólidos de nuestro mundo tienen tres dimensiones. Por estos motivos espaciotemporales, el lenguaje por signos no tiene escritura, aunque sí puede grabarse en video. Debe recalcarse que el lenguaje de signos no tiene solo una estructura narrativa, sino también cinemática, hecho que rebasa la comprensión de los que solo usan el lenguaje hablado. Por esta característica supera al oral en las descripciones de acciones que impliquen movimiento.

 

Es consolador saber que en EE UU hay más de 600 sordos con doctorado y títulos superiores, entre abogados, diseñadores, actores, lingüistas y escritores. Hay entre ellos también ingenieros, arquitectos y matemáticos, que tienen, entre otras cosas, gran facilidad para pensar el espacio tridimensional, imaginar transformaciones espaciales y concebir espacios abstractos y topológicos complejos. Esto último probablemente se deba a la familiarización con el lenguaje por signos. Se sabe que los hijos oyentes de padres sordos, que aprenden el lenguaje de signos como primer lenguaje, presentan incrementos notables de la capacidad visual. No solo pueden llegar a ser bilingües, sino también “bimentales”, una característica que apenas se empieza a entender y a aprovechar, pues son capaces de utilizar dos formas de ejercicio mental completamente distintas.

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