Verbo y Gracia
Ilesa
Fernando Ávila
Fundación Redacción
Ilesa no significa ‘sin heridas graves’, como en “la víctima fue atacada por el agresor, pero salió ilesa, con solo algunas contusiones”. Si salió con contusiones, no salió ilesa. Ilesa es la persona ‘que no ha recibido daño o lesión’, según el Diccionario de la lengua española, DLE, 2010.
Inicialar
Pregunta: “¿Qué diferencia hay entre inicializar, inicialar e iniciar? ¿Son sinónimos?, Berta Parra.
Respuesta: Según el DLE, Inicializar es un verbo tomado del inglés to initialize, que se usa en informática con el significado de ‘establecer los valores iniciales para la ejecución de un programa’. Inicialar es ‘poner las iniciales del nombre y el apellido’, a manera de chulito de verificación, para indicar ‘recibido’, ‘visto’ o ‘aprobado’. Iniciar es ‘comenzar’.
La Fundación del Español Urgente aclara que no es lo mismo iniciar un programa informático que inicializarlo. Se inicia un programa cuando se comienza sin hacer ningún cambio, “El computador inició Adobe Photoshop sin problemas”, y se inicializa un programa cuando hay una configuración previa, “Los técnicos no pudieron inicializar el programa porque no tenían la clave”.
Queísmo
Dice el aviso de Avianca publicado tras el final de la huelga de pilotos: “Estamos seguros que, con su fidelidad y apoyo, sortearemos de la mejor manera esta turbulencia”.
Debería decir: “Estamos seguros de que…”. Falto la preposición de, como falta muchas veces en la conversación habitual, en escritos formales e informales y en avisos, con este. La fobia al de que lleva a escribir estas secuencias que incurren en el error llamado queísmo.
Hay queísmo cuando se omite la preposición de, que debe seguir a sustantivos, en frases como las siguientes: “El mito de que no queda embarazada con Alka-Seltzer…”, “La teoría de que el tiempo es más corto aquí que allá…”, “El hecho de que el deudor no haya pagado aún…”, “A pesar de que lo han llamado varias veces del banco…”. Muchos quitarían erróneamente el de en estas cuatro frases, creyendo que las corrigen. Quieren evitar el dequeísmo, que aquí no existe, y caen en el queísmo.
Nadie escribiría “El hecho no haber pagado…”, sin de, sino “El hecho de no haber pagado…”, con de, que es el mismo de que hay que escribir si sigue la conjunción que, “El hecho de que no haya pagado…”. Nadie escribiría “A pesar las muchas llamadas del banco…”, sin de, sino “A pesar de las muchas llamadas del banco…”, con de, que es el mismo de que hay que escribir si sigue la conjunción que, “A pesar de que lo han llamado…”.
También hay queísmo cuando se omite la preposición de enseguida de verbos que la exigen, “Nos dimos cuenta de que nos habían estafado”, “Nos quejamos de que no nos hubieran indemnizado”, “Estamos seguros de que sortearemos esta turbulencia”. Los dequefóbicos que quitarían en estos tres casos la preposición de la dejarían, sin duda, en frases similares sin que: “Nos dimos cuenta de la estafa”, “Nos quejamos de su insensibilidad”, “Estamos seguros de la idoneidad del piloto”. Ese de, que va en estas tres últimas frases, es el mismo que debe ir en las tres frases iniciales de este párrafo.
La combinación de que es correcta también en frases como “Cómprelo antes de que se agote” y “Pase por la oficina después de que vaya al mercado”, que tienen las secuencias válidas antes de que y después de que.
Para evitar queísmo y dequeísmo con verbos, hay una fórmula sencilla y bastante conocida. Si el verbo suscita la pregunta ¿qué?, lo que sigue es un complemento sin de, “Estoy pensando…” (¿qué está pensando?), “Estoy pensando que me van a condenar” (no “Estoy pensando de que…”). Si el verbo suscita la pregunta ¿de qué?, lo que sigue es un complemento con de, “Me di cuenta…”, (¿de qué?), “Me di cuenta de mis errores” o “Me di cuenta de que la había embarrado” (no “Me di cuenta que…”).
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