14 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 10 hours | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Curiosidades y…

El ‘Bobo sapiens’

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Antonio Vélez M.

 

Los logros intelectuales del Homo sapiens son de tal tamaño, que solo describirlos a grandes rasgos tomaría una vida intelectual muy activa. La ciencia, la literatura, el arte, la tecnología, la música… son de tamaño tan gigantesco, que cada una de ellas cae por fuera del alcance de la persona más dedicada. Pero, reconozcamos, al mismo tiempo en nuestro interior portamos un Bobo sapiens capaz de creer en lo más absurdo e imposible, así que en el mundo se ha ido acumulando una basura cultural de tal tamaño, que por un momento nos hace olvidar los verdaderos logros. 

 

Son tan grandes las dimensiones del basurero cultural, que resulta bien difícil solo enumerarlo y describirlo sin mayores detalles. Empecemos: ¿cómo distinguir entre la buena y la mala literatura, entre las joyas y las fantasías, entre la ciencia y la seudociencia, entre el cine de valor y el barato comercial, entre la religión verdadera y única (si en realidad existe) y las miles que se conocen en este mundo, entre el arte de valor y las incontables imposturas? La verdad es que, dado el desmesurado tamaño del mundo cultural acumulado por el hombre, la tarea es harto complicada. Y más complicada resulta cuando hay de por medio intereses comerciales, ideológicos y políticos que deforman las verdades y así dirigen el gran rebaño hacia lo que a unos pocos les conviene.

 

En la evolución de la cultura, sometida al mismo proceso de variación y selección de las especies vivas, ocurre que, con el paso de los años, lo útil aparece mezclado con lo inútil, y la basura supera lo de valor por inmenso margen. En suma, la cultura humana está formada por una pequeña isla de objetos de valor, rodeada por un inmenso mar de basura. Hasta al hombre mejor dotado le queda imposible distinguir entre el grano y la cascarilla. Y como solo podemos pasar revista a una región infinitesimal de ese gran conjunto, la basura nos puede engañar y hacernos perder toda una vida entre desperdicios, convencidos de que estamos metidos en lo valioso. El juicio humano es incapaz, sin entrenamiento previo, de distinguir las cosas de valor en medio de montañas de baratijas.

 

Mentalmente podríamos intentar una poda gigantesca que aliviara ese monumento absurdo que llamamos cultura humana. A una hoguera ficticia deberíamos arrojar todos los libros de astrología, el I Ching, las cábalas, las cartas del Tarot y los libros de adivinación, los libros sobre brujerías y ocultismo, los libros sobre ángeles y arcángeles, las obras completas de Miguel de Nostradamus, los incontables volúmenes sobre los fenómenos paranormales, todos, sin excepción, libros y revistas esotéricos, montañas de libros llamados sagrados, los libros en serio sobre supuestos misterios, como el triángulo de las Bermudas, las historias de visitantes extraterrestres que construyeron las pirámides de Egipto, o aquellos que trazaron los dibujos de Nazca. A la pira deberíamos arrojar los libros de seudociencia, entre ellos la mayoría de las medicinas alternativas y los libros de autoayuda, incluyendo en ese grueso paquete todos los escritos por mercachifles como Deepak Chopra y Paulo Coelho.

 

No olvidemos llevar al fuego eterno todos los libros sobre flogisto, orgonomía, radiestesia, homeopatía, campos morfogenéticos, cámara Kirlian, ouija, meridianos y chacras. La sintergética nos enseña que los seres humanos nos enfermamos cuando nos desconectamos de nuestra alma o cuando esta se desconecta de nuestro propósito de vida. Otros sabios aseguran que la anatomía del alma humana la constituyen los centros de energía o chakras, que reverberan y alimentan de energía nuestro cuerpo. La orgonomía estudia el “orgón” o energía vital con la que funcionamos los humanos. A la basura con toda esa basura.

 

La dianética la practican aquellos que creen en la cienciología, y en L. Ronald Hubbard, su pontífice. La cábala es una interpretación mística y alegórica del Antiguo Testamento que pretende revelar un saber oculto acerca de Dios y del mundo. La llamada Terapia de Sanación Angélica es un método de sanación espiritual en la que uno se ayuda de los ángeles y de los arcángeles, y así se armonizan aspectos variados de nuestra vida. Al abrir el corazón para conectarnos con ellos, nuestra vida se llena de claridad y de paz, armonía y felicidad. ¿Qué más podríamos pedir? Más basura para arrojar al fuego eterno. 

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