Anecdotario Político
Benjamín Ardila Duarte
El exministro Eduardo Zuleta relata que su jefe en la delegación de la ONU en 1947, Alfonso López Pumarejo, le atribuía al subalterno que salía todas las noches con los chilenos de farra y madrugaba a oír misa con los peruanos. Ello es posible, pero también Zuleta Ángel dialogaba con Andrés Belaúnde, con el ruso Molotov y con la señora Eleanor Roosevelt, tan inteligente como fea sobre los temas de la guerra y la paz.
La venta del 8,5 % de Ecopetrol dejaría 10 billones de pesos. Se le ha criticado por ser altamente rentable la empresa. Indalecio Liévano, en su libro sobre el general Mosquera, condena el remate de bienes nacionales y señala un gobierno del siglo pasado que sacó a la venta el Capitolio Nacional, pero, por fortuna, no hubo postores, y ahí está campante con sus columnas griegas como orgullo de Colombia.
El divorcio vincular viene del Derecho Romano. En Colombia, lo regula la Ley 1ª de 1976, redactada y aprobada por el gobierno de Alfonso López Michelsen. Entre 1853 y 1856, hubo en la Nueva Granada matrimonio civil y confesional y hubo divorcio. El senador Alfonso Romero Aguirre, en 1937, presentó proyecto de ley de divorcio y fue derrotado y ultrajado. Hoy, el problema no es el matrimonio civil, el eclesiástico o el divorcio. El problema es que las parejas jóvenes no se quieren casar.
El ministro de Agricultura Otto Morales Benítez trasladó a una eficiente y antigua empleada del área administrativa a Inseminación Artificial. La secretaria le dijo al estadista que no aceptaba, porque a ella no le gustaba la inseminación artificial. Y el jefe le dijo, con la correspondiente carcajada, a mí tampoco me gusta.
El presidente de Haití Pétion, antiguo esclavo, fue el primer negro que durmió en un palacio. Obama, de origen africano, vivió en la Casa Blanca. En Colombia, el senador chocoano Diego Luis Córdoba, alumno del mandatario Abadía Méndez, recibió sus clases en palacio, porque allí el presidente las dictada de 1:00 a 2:00 p.m., en el salón de los virreyes, hora de la siesta. Mientras los alumnos oían clase, Diego Luis dormía en el palacio.
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