Héctor José García
Director del Observatorio de Gobierno y TIC de la Universidad Javeriana

Colombia ha dado un paso que podría marcar un antes y un después en su historia tecnológica: la aprobación del Conpes 4144, la primera Política Nacional de Inteligencia Artificial. Más que un documento técnico, este plan representa una declaración de intenciones, una apuesta por un país más moderno, inclusivo y competitivo. Pero como ocurre con toda política pública, el papel lo aguanta todo. La pregunta clave es: ¿seremos capaces de convertir esta hoja de ruta en una verdadera transformación?

Con una inversión superior a los 479.000 millones de pesos y una visión proyectada hacia 2030, el Gobierno busca posicionar a Colombia como un referente en innovación responsable en América Latina. La intención es clara y ambiciosa. Pero una política pública sin implementación real, sin regulación clara y sin monitoreo ciudadano, es solo una promesa escrita.

Y es que la inteligencia artificial (IA) no es una moda. Es una revolución silenciosa que está redefiniendo desde la agricultura hasta la justicia. El Conpes reconoce esto al estructurarse en seis pilares que van desde la gobernanza ética hasta la adopción sectorial. Celebro especialmente que el enfoque ético no sea una nota al pie, sino un eje central. En un país como el nuestro, donde las brechas sociales son profundas, una IA sin principios podría profundizar desigualdades y erosionar derechos fundamentales.

Otro aspecto clave es la participación ciudadana. Más de 1.000 aportes de diversos sectores nutrieron este documento. Y no es poca cosa que se haya construido mirando experiencias globales como el Reglamento Europeo de IA. Eso demuestra madurez y apertura.

Sin embargo, no podemos caer en el triunfalismo. Tener una política no es lo mismo que tener resultados. La implementación requerirá voluntad política, articulación interinstitucional, inversión sostenida y, sobre todo, vigilancia ciudadana. Porque de nada sirve una IA que automatice procesos si reproduce sesgos, excluye territorios o ignora la diversidad cultural del país.

La oportunidad está sobre la mesa. Podemos ser líderes en una conversación regional sobre IA con enfoque humano. Pero si no actuamos con decisión, este Conpes será solo otra hoja más en el archivo de las buenas intenciones.   

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