Gestión estratégica ‘legaltech’: cómo evitar el FOMO y tener una estrategia sólida
La transformación digital en el sector legal, tributario y financiero ya no es una opción. Pero la forma en que la abordamos determinará nuestro éxito o fracaso.Openx [71](300x120)

24 de Julio de 2025
Daniel S. Acevedo Sánchez | Linkedin | Email
Consultor en transformación digital y estrategia – Legal, Finance & Tax
Vivimos en una era de bombardeo constante. Cada mañana, abrimos LinkedIn y nos encontramos con un nuevo titular sobre inteligencia artificial (IA) que promete revolucionar el sector legal. “La IA generativa ya hace contratos”, “La firma de abogados XYZ ya implementó el último asistente conversacional”, “Si no estás usando esta herramienta, te estás quedando atrás”. La presión es inmensa y genera una ansiedad palpable en los pasillos de las empresas y firmas de abogados.
Esta sensación tiene un nombre: FOMO (Fear Of Missing Out), o el miedo a quedarse fuera. Es el pánico irracional que nos empuja a tomar decisiones apresuradas, a comprar la última tecnología sin un plan claro, solo porque “todos lo están haciendo”. Pero, por otro lado, también existe el riesgo opuesto: la parálisis por análisis, el miedo a equivocarse que nos deja inmóviles mientras el mundo avanza. La realidad es que ninguna de estas dos posturas extremas sirve. La clave no está en correr sin rumbo ni en quedarse quieto por temor. La verdadera innovación requiere un mapa, no pánico. La pregunta no es si debemos innovar, sino cómo lo hacemos de forma estratégica y pragmática.
Para entender el riesgo del FOMO, no hay que ir muy lejos. Un reciente estudio de Axiom, que encuestó a más de 600 abogados in house, arrojó un dato que debería preocuparnos a todos: el 66 % de ellos está utilizando chatbots de IA “generales” como ChatGPT para tareas legales. Pensemos en lo que esto significa: no estamos hablando de herramientas legaltech diseñadas con salvaguardas de privacidad, integradas en flujos de trabajo y entrenadas con datos jurídicos fiables. Estamos hablando de un uso improvisado, de “un prompt aquí y otro allá”, sin una estrategia de fondo. Esto no solo es un riesgo monumental en términos de confidencialidad y seguridad de los datos, sino que demuestra una adopción a nivel superficial, impulsada por la curiosidad y la presión, no por un plan de negocio.
El mismo estudio revela que el 87 % de los departamentos legales gestionan la adquisición de IA por su cuenta, sin involucrar a TI. Es una especie de anarquía de la IA donde cada uno hace lo que puede, como puede. Esto es el FOMO en su máxima expresión: una carrera por adoptar la tecnología sin entender realmente cómo alinearla con los objetivos de la empresa, cómo medir su impacto o cómo gestionar sus riesgos.
Si el FOMO es un extremo peligroso, la inacción es el otro. Un ejemplo fascinante lo encontramos en el sistema judicial de EE UU. Una encuesta reciente muestra una paradoja increíble: a pesar de que los tribunales enfrentan graves crisis de personal (el 68 % reporta escasez) y una sobrecarga de trabajo abrumadora, solo el 17 % está utilizando IA generativa hoy en día. Los propios profesionales de los juzgados estiman que la IA podría ahorrarles casi 9 horas de trabajo a la semana en cinco años. Saben que la tecnología podría ser un salvavidas, pero el miedo a la dependencia tecnológica, las preocupaciones por el uso malicioso y la falta de presupuesto y formación los mantienen paralizados. Este caso demuestra que ignorar la innovación también tiene un costo altísimo: agotamiento del personal, retrasos en la justicia y una eficiencia operativa que se desploma. No hacer nada no es una estrategia segura; es una forma lenta de volverse irrelevante.
Entonces, ¿cómo salimos de este problema? La respuesta, como casi siempre, está en la estrategia. En lugar de reaccionar con pánico o parálisis, necesitamos un enfoque estructurado y consciente. En mi experiencia liderando proyectos de transformación en múltiples países, he visto que los equipos que tienen éxito son los que siguen una hoja de ruta clara. Basándonos en las mejores prácticas, podemos definir un plan en cinco pasos clave:
(i) Diagnóstico interno sincero: antes de comprar cualquier software, debemos mirarnos al espejo. ¿Cómo operamos realmente?, ¿dónde están nuestros cuellos de botella?, ¿qué tareas repetitivas consumen el tiempo de nuestro equipo más talentoso?, ¿qué esperan nuestros clientes (internos y externos) de nosotros? Este análisis es fundamental para no terminar comprando una solución para un problema que no tenemos.
(ii) Priorización inteligente de iniciativas: no todas las innovaciones tienen el mismo impacto. Para un gerente jurídico presionado por reducir costos, una herramienta para automatizar contratos puede ser prioritaria. Para un gerente de impuestos, una herramienta de TaxTech que optimice el cumplimiento tributario tendrá mayor ROI.
(iii) Hoja de ruta con objetivos medibles: una vez que sabemos qué queremos mejorar, necesitamos un plan de acción. ¿Quién es el responsable?, ¿qué recursos se necesitan?. ¿cuáles son los KPIs que nos dirán si vamos por buen camino? Como dice el dicho, “lo que no se mide, no se puede mejorar”. Y yo añadiría: lo que no se comunica, tampoco existe. Debemos ser capaces de presentar el proyecto no como un gasto, sino como una inversión estratégica.
(iv) Gestión del cambio (la parte difícil): la tecnología es solo una parte de la ecuación. La más difícil es la humana. Podemos tener la mejor plataforma de IA del mundo, pero si los abogados no la usan porque no confían en ella o no saben cómo hacerlo, habremos fracasado. La formación, la comunicación constante y la creación de una cultura que abrace el cambio son tan importantes como el software mismo.
(v) Supervisión y mejora continua: la innovación no es un proyecto con un principio y un fin; es un ciclo. Debemos implementar mecanismos para monitorear los resultados, recoger feedback y ajustar la estrategia. ¿La herramienta está generando el ahorro de tiempo prometido?, ¿hemos comprometido la seguridad jurídica? Este enfoque iterativo nos permite adaptarnos y asegurar que la transformación sea sostenible.
La transformación digital en el sector legal, tributario y financiero ya no es una opción. Pero la forma en que la abordamos determinará nuestro éxito o fracaso. Dejarnos llevar por el FOMO nos conducirá a una anarquía de la IA llena de riesgos y sin resultados tangibles. Quedarnos paralizados por el miedo nos dejará obsoletos y sobrepasados por la carga de trabajo. La verdadera innovación nace de un análisis estratégico y consciente. Se trata de construir un puente sólido entre las necesidades del negocio y las soluciones tecnológicas, con un enfoque pragmático y orientado a resultados.
La pregunta, al final del día, no es si debemos subirnos al tren de la innovación, sino si hemos diseñado un mapa para asegurarnos de que nos lleve al destino correcto.
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