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19 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 4 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Venezuela, en transición

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Salomón Kalmanovitz

 

Economista e historiador

 

El régimen socialista del siglo XXI se desmoronó en medio de la hiperinflación, el colapso de los sectores productivos, la ruina de los servicios públicos, de la salud y de la educación. Maduro tuvo que renegar del programa chavista y abrazar la odiada divisa norteamericana como su moneda nacional para frenar la inflación que alcanzaba 3.000.000 % anual; con ello, la inflación en diciembre alcanzó 15.000 %, todavía la más alta del mundo. Con todo, se comenzó a restaurar un capitalismo brutal que ha iniciado la recuperación del empobrecido país.

 

La recuperación ha sido acompañada por un endurecimiento de la dictadura y su virtual control de todas las instituciones políticas, resultado también de una lucha interna en el interior de la oposición que facilitó su división, aprovechado por el régimen de contar con una de sus facciones al mando de la Asamblea Nacional. El señor Guaidó quedó debilitado, como se evidenció tratando de saltar penosa e infructuosamente la reja del Palacio Legislativo. No obstante, Maduro también se desprestigió más, y sufrió el repudio de sus enemigos de siempre y también de sus otrora aliados, Argentina, Uruguay y México.

 

Las duras sanciones norteamericanas y su apoyo a la oposición condujeron al fortalecimiento interior del régimen. Las trabas del imperio a la venta del petróleo venezolano han sido desconocidas por los rusos y por los chinos que le han dedicado nuevos recursos a la recuperación de los pozos que se habían deteriorado en un 75 % por el desgreño administrativo y la corrupción. Inversionistas de la India han entrado para recuperar las refinerías, con lo cual la producción que había llegado a los 700.000 barriles diarios ya ronda el millón de barriles. El narcotráfico que opera en el Catatumbo colombiano y en la Sierra del Perijá traza su ruta de salida por Venezuela; las exportaciones de oro, bajo el control militar del ELN, también ayudan a dotar al régimen de divisas y a que su oferta sea suficiente para lubricar la circulación monetaria del comercio y de la producción interna.

 

Según la revista The Economist, Maduro ha levantado todos los controles sobre la producción y los precios, lo que ha sido una consecuencia no intencionada de las sanciones del presidente Trump. Buena parte del empresariado venezolano ha sido arruinado y abandonó el país, pero algunos volvieron y están recuperando sus empresas; pueden importar los insumos requeridos para operar y desapareció el oprobioso control de precios que arruinó a buena parte de las empresas venezolanas. Se registran aumentos en la actividad agrícola y manufacturera, mientras que el consumo está restringido a los que tienen acceso a los dólares: los “enchufados” que son agentes privilegiados por el régimen para hacerse millonarios, los narcos y raspachines, los mineros y la gente que recibe remesas de los 4 millones de emigrados por la pobreza extrema y la represión que desató el nuevo socialismo. Se calcula que entran 4.000 millones de dólares en remesas al año que benefician a un tercio de la población, representando más del 3 % del decaído PIB venezolano.

 

Es por estas razones que los supermercados de Caracas y otras ciudades grandes del país lucen adecuadamente surtidos con importaciones y en menor medida con las producciones locales. Mientras tanto, Trump ha abierto un canal encubierto de comunicación con Maduro que le insinúa que dejó de buscar un cambio de régimen.

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