Por un nuevo proceso comercial de corto plazo
José Miguel De La Calle
Socio de Garrigues
jose.miguel.delacalle@garrigues.com
La gestión de aspectos legales tiene una alta incidencia en el costo de la actividad empresarial. Los empresarios se ven obligados a incurrir en gastos relacionados con registros, licencias, permisos y otros trámites, aparte de las cantidades que deben destinar en abogados. Usualmente en los planes de negocio de cualquier nuevo proyecto se subestima el costo legal. El problema no está solo en la magnitud del impacto económico, sino en la cantidad de tiempo que se tiene que emplear para sacar jurídicamente una empresa adelante y mantearla al día.
Los altos costos legales asociados a la actividad empresarial no se circunscriben al momento de creación de la empresa, sino que pueden mantenerse o incluso aumentar con el paso del tiempo, especialmente si la empresa se ve avocada a un conflicto comercial. El costo del litigio en Colombia es sumamente elevado, lo que les resta competitividad a las empresas. Según los reportes de Doing Business, hacer valer un contrato en Colombia -a través del proceso ejecutivo- tarda en promedio más de 1.200 días, aproximadamente el doble de lo que demora en Brasil, Argentina o Sudáfrica, y más del triple de lo que tarda en Chile, Perú, México o Corea del Sur.
Las demoras de la justicia comercial y los altos costos de transacción relacionados con la gestión legal que debe asumir el empresario son asuntos de marca mayor, pues vistos en perspectiva, constituyen un gran lastre que impregna de forma trasversal a toda la economía. Así como la mala justicia es un peso que impide el desarrollo de las empresas y del país, una buena justicia sería una de las mejores palancas para poner al país a crecer por encima del 5 %.
Por ello, cabe preguntarse ¿qué le pasaría al país si las disputas de índole comercial se resolvieran todas, o la mayoría de ellas, en un corto plazo (por decir, menos de seis meses para la primera instancia) y, más aún, si se pudiera saber de antemano cuánto va a durar el proceso, y cuándo se va a fallar? Seguramente se crearían en Colombia muchas más empresas al año que las 70.000 que hoy se crean, aumentaría la tasa de los emprendimientos que resultan exitosos y aumentaría el volumen de la inversión extranjera. Esto no solo porque se reducirían los costos legales relativos al emprendimiento comercial, sino porque los inversionistas podrían pronosticar de manera más fidedigna el retorno probable de invertir en este país, en comparación con otros lugares. Esto sin contar con el impacto de reducir los riesgos relacionados con los errores judiciales y otras formas de mal servicio en la justicia.
Obviamente, soy consciente de que no es fácil crear un proceso judicial con esas características. Habría que voltear completamente la cultura de nuestro sistema judicial, para empezar a funcionar con base en indiciadores serios de gestión, y bajo un modelo donde prevalezca la planeación y el cumplimiento de cronogramas, con fuerte apoyo en la tecnología. Sin embargo, dada su importancia, creo que vale la pena trabajar en este sueño. Elaborando brevemente sobre los rasgos de ese proceso, habría una primera fase preparatoria antes del inicio del juicio, donde el juez tomaría un rol más activo, asegurando que las partes, los declarantes y los peritos estén listos y avisados sobre el momento en que deben participar. En esta etapa el proceso se limpiaría de hojarasca procesal, para desnudar la sustancia de la controversia y se definiría en detalle el cronograma de todo lo que viene adelante. El juez tendría mayor libertad para descartar pruebas innecesarias.
Iniciado el juicio formal, el calendario se hará inamovible y de antemano se sabría cuál sería la fecha en que se pronuncia la decisión final. Eventualmente se puede pensar que este proceso comercial corto y de duración definida sea un mecanismo optativo al que se accedería solo por voluntad de ambas partes. Por ahora, presento estas breves puntadas sobre el proceso comercial de corto plazo.
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