11 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 6 hours | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

El arbitraje y la inteligencia artificial (I)

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Hernando Herrera Mercado
Ex presidente de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Bogotá, árbitro y presidente de la Corporación Excelencia en la Justicia

La inteligencia artificial (AI) es comúnmente entendida como la posibilidad de lograr sistemas informáticos capaces de ejecutar tareas u operaciones antes reservadas al cerebro humano, tales como el razonamiento lógico, la percepción, la toma de decisiones complejas o la resolución de problemas. De esa forma, se emplean equipos de computación desarrollados para emular los procesos del intelecto humano con el objetivo de intentar duplicarlos. La IA evoluciona continua y persistentemente y afina la cercanía con la cognición racional y con la comprensión, reconocimiento y producción de patrones intelectuales humanos complejos.

Uno de esos progresos lo encarna la IA utilizada por ChatGPT, que se encuentra en plena disponibilidad de simular diálogos, responder lógicamente preguntas vinculadas entre sí y conectar información asociada buscada para un determinado fin. Desde luego, el crecimiento de las herramientas de IA en todos los sectores es vertiginoso, lo que tiene especial transcendencia en el sector legal.

En la actualidad, la IA puede proveer de herramientas muy útiles para ejecutar tareas propias de la cotidianidad de la abogacía dentro de lo que la doctrina especializada ha destacado la revisión de contratos y el due diligence (ThoughtRiver o Leverton), la asistencia legal (Knomos o Voicea) o la revisión de documentos (EDR). Por supuesto, la implementación de tales herramientas conduce al indefectible debate de si el empleo de ellas debe ser objeto de una regulación (estricta o blanda) o, por el contrario, deben caracterizarse por su desregulación. A favor de la postura de la regulación, surgen argumentos relacionados con la necesidad de la protección de derechos y la confiabilidad de esos sistemas. Sin embargo, desde la otra orilla, se señala que la regulación podría obstaculizar la innovación, con lo que se frenarían tales avances tecnológicos.

Mas allá de esa polémica, son innegables las ventajas que se generan para el mundo jurídico en torno a la utilización de la IA, lo que, desde luego, incumbe al arbitraje. Por ejemplo, programas de IA o sistemas de software asisten en la revisión de documentos legales y son utilizados para procesar grandes volúmenes de información relacionada con pleitos de arbitraje, lo que permite a litigantes acceder a datos relevantes para la estrategia de sus casos y facilitarles la revisión de pruebas documentales y las transcripciones de las declaraciones testimoniales rendidos en curso de un proceso arbitral.

Otros programas modernos admiten la significativa posibilidad de predecir resultados para una determinada controversia, como el Dispute Resolution y el Arbitrator Intelligence. Incluso, tecnologías de mayor desarrollo ofrecen la posibilidad de resolver disputas de baja intensidad y problemática, como los que ofrecen eBay y PayPal, en los cuales sistemas automatizados resuelven controversias sencillas, sin intervención humana. Todo lo anterior hace prever que, en tiempos para nada remotos, la IA y la alta tecnología generarán nuevos potenciales que impactarán al arbitraje.

De hecho, ya se encuentran en fases desarrolladas y, en práctica, programas especializados que permiten asistir el nombramiento de árbitros, o en la proposición de estrategias legales para atender un caso (campo de interés para los abogados litigantes que concurren al arbitraje), o que articulan con mediano éxito el análisis de prueba y la redacción de un laudo (ámbito de acción de los árbitros).

Profundicemos en algunos de estos aspectos. En lo que hace del proceso de escogencia de árbitros, es conocida a nivel internacional la plataforma Arbitrator Intelligence, que aporta claves para la selección de los posibles candidatos a integrar un tribunal, al determinar quién sería la persona más adecuada para cumplir esa tarea. En cuanto a la formulación de la estrategia litigiosa, existen programas que pueden identificar eficientemente la jurisprudencia aplicable y otras variables axiales a un determinado proceso. En esfera de los árbitros, se disponen de programas que asisten la redacción de los laudos, la identificación de aspectos relevantes de las cuestiones en disputa o una tecnología que facilita el reconocimiento de voz a través de la cual se provee una transcripción en tiempo real de las audiencias.

Esta columna pone de presente la trascendencia de IA en el arbitraje. En la próxima, disertaremos sobre otros tópicos de gran debate en esta interrelación, en particular, en torno a la posibilidad de que estos sistemas pudieran reemplazar a los humanos que participan en los tribunales arbitrales, concretamente, a quienes fungimos como árbitros.

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