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20 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 7 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

La transformación ambidiestra de la justicia

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José Fernando Torres

Ex fellow del Legal Desing Lab de la Universidad de Stanford

Socio de Lexia Abogados

 

¿Sabía usted que, en la provincia de British Columbia, en Canadá, existe el Civil Resolutions Tribunal (CRT), creado para resolver pleitos en materia de tránsito, asuntos de menor cuantía, pleitos de propiedad horizontal, entre otros? Este es un tribunal totalmente virtual, en el cual los ciudadanos resuelven sus disputas sin abogados. En Holanda, los ciudadanos pueden usar un servicio en línea como Justice42, para divorciarse fácilmente. En Australia, está Amica, una aplicación que nace de una asociación público-privada para ayudar a que las personas se puedan divorciar de forma amigable y sencilla. En Uganda, BarefootLaw ayuda a las personas a resolver sus problemas legales vía mensajes de texto. Saliéndose de los esquemas tradicionales, BarefootLaw ha ayudado a más de 800.000 personas.

 

Cada cuatro años, el nuevo Gobierno trae de la mano la promesa de una reforma a la justicia. Esta vez tenemos un ingrediente distinto y es discutir la reforma en época poscovid, con los cambios que trajo la tan mal llamada virtualidad. Necesitamos una reforma a la justicia que permita lo que nosotros llamamos una transformación ambidiestra. La transformación ambidiestra es un concepto que viene del mundo corporativo, creado por los profesores Charles O’Reilly y Michael Tushman. Según estos profesores, una empresa ambidiestra es aquella que trabaja en mejorar los productos y procesos existentes, pero también mira hacia el futuro, preparándose para los cambios que van a transformar el mercado.

 

Para usar un ejemplo clásico, si Kodak en su momento hubiera sido una empresa ambidiestra, hubiera explotado su producto existente (cámaras y fotos tradicionales) y, paralelamente, explorado con decisión una nueva oportunidad: las cámaras y fotos digitales.

 

Lograr esta destreza requiere un delicado balance mental y gerencial por parte de los líderes de las empresas, que los ejecutivos exploren nuevas oportunidades mientras trabajan diligentemente en mejorar y explotar las capacidades existentes. Las empresas, entonces, deben perseguir la innovación incremental (mejorando los productos existentes) y, a la vez, crear productos que creen nuevos mercados y satisfagan las necesidades de otro tipo de clientes.

 

En Colombia, la reforma a la justicia siempre se ha centrado en mejorar el sistema existente. Notificaciones electrónicas, expediente digital, audiencias virtuales, todas estas cosas hacen parte de mejorar lo existente. Estas mejoras, en su mayoría, benefician a los usuarios que ya pueden acceder a la justicia, pero no tienen mucho impacto en la mayoría de la población que no tiene acceso (por razones de tiempo, barreras de conocimiento, acceso o recursos). Por este motivo, la futura reforma a la justicia debería ser ambidiestra. Debe acelerar la mejora a los procesos existentes, pero, a la vez, debe mirar hacia el futuro y sentar las bases para la creación de nuevos productos y servicios que le permitan a la población que actualmente no tiene acceso, acceder a la justicia.

 

La reforma debería contemplar mecanismos que permitan la creación de nuevos productos. Por esto, la discusión de la reforma debe ser interdisciplinaria; no podemos seguir discutiendo la reforma únicamente entre abogados, tenemos que traer profesionales expertos en crear nuevos productos. Tenemos que traer arquitectos de TI, diseñadores de producto, antropólogos y otras disciplinas que traen nuevas herramientas a la discusión. La reforma ambidiestra debe contemplar dos mecanismos para poder explorar: (i) estructurales, crear equipos interdisciplinarios de personas dedicadas a ver lo que está pasando en el mundo (no solo Francia y España, sino también África, India, Inglaterra o Australia) y que puedan prototipar nuevos productos inspirados en lo que está pasando en otros países, y (ii) regulatorios, como, por ejemplo, la creación de un sandbox regulatorio que permita probar estos nuevos productos en ambientes controlados antes de implementarlos de forma masiva. 

 

Como Justice42, BarefootLaw y el CRT, existen muchos productos y servicios que podríamos crear en Colombia para llegar a la población que no tiene acceso a la justicia. Las mejoras incrementales logran eficiencia, pero no necesariamente aumentan el acceso. Los colombianos podemos beneficiarnos de nuevas innovaciones en la justicia, si logramos una reforma ambidiestra, una reforma que continúe mejorando lo existente y que permita la exploración del futuro. Tenemos que pensar en aumentar el acceso como prioridad. ¿Qué más necesitamos? Líderes creativos que traigan nuevas formas de pensar los problemas de justicia.

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