El informe de la Misión de Capitales
Salomón Kalmanovitz
Economista e historiador
La Misión de Capitales que finalizó su informe en días pasados es la segunda que se organiza en el país. La primera entregó recomendaciones en 1996 y estuvo dirigida por Mauricio Cárdenas; sus recomendaciones contribuyeron a profundizar el mercado financiero, pero nuevos obstáculos al desarrollo se fueron acumulando, entre otros, el proceso de desindustrialización de la economía colombiana y la salida de varios emisores por otras causas. En esta ocasión, la misión fue dirigida por Roberto Rigobón, profesor de la Escuela de Negocios del MIT, consultor en temas de big data, financieros y de crisis y su propagación. Nació en Venezuela, en donde, primero, estudió ingeniería eléctrica, obtuvo su MBA y, finalmente, un doctorado en Economía del mismo MIT.
Las recomendaciones de la Misión atacan fallas regulatorias, la poca competencia que rige en el sector y barreras a la entrada de nuevos actores y actividades que han conducido a un sistema financiero llano e ineficiente. Para ello, “el país debe moverse hacia una regulación y supervisión basada en principios de riesgo” y no por tipo de entidades, salir de la sobrerregulación y limitar los riesgos que subyacen al mercado de capitales. Para fomentar la competencia, “la participación de nuevos inversionistas debe incrementarse, y el abanico de riesgos disponibles se debe extender”. Igualmente, deben extenderse los vehículos financieros, titularizaciones de actividades sociales y privadas, la profundización del mercado de derivados y lo que es muy importante: los activos del Estado deben rentabilizarse y entrar al mercado.
Los bancos, aseguradoras, fondos de pensiones (AFP), gestores de inversiones de terceros y servicios de asesoría deben ofrecer instrumentos de ahorro y riesgo a una base amplia de clientes. “Un mercado poco profundo implica altos costos de emisión, bajos retornos para los inversionistas, poca diversificación a nivel social y altas barreras a la entrada”. La misión agrega que “la consecuencia más devastadora de este ambiente es que muchos ciudadanos y firmas terminan siendo excluidos del sistema financiero”. Hacen falta facilidades para que pequeñas y medianas empresas puedan emitir acciones al público. Así mismo, es importante que existan fondos que atiendan al emprendimiento, que representa un mayor riesgo, pero un mercado de capitales profundo puede aproximar el cálculo del mismo.
Las AFP en particular deben alcanzar una absurda rentabilidad mínima, pero también se les permite cobrar una comisión del 3 % sobre los rendimientos del ahorro, lo cual resulta en pensiones pobres. Si hubiera más competencia y se permitiera el movimiento de los agentes entre distintas entidades, les correspondería ofrecer mejores condiciones para captar una mayor parte del mercado y no depender de la publicidad para ganar clientes. Hace falta también una mayor educación financiera que les permita a las personas entender las opciones de portafolio que tienen disponibles y cambiar de operador cuando este les falle.
Las inconsistencias en la regulación presentes generan riesgos sistémicos que pueden terminar en crisis financieras en el futuro. Para la Misión, se deben incrementar los estándares de profesionalismo de los participantes en el mercado de capitales, pues la regulación y el gobierno corporativo existentes generan debilidades considerables.
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