11 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 4 hours | ISSN: 2805-6396

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Sistema parlamentario

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Juan Manuel Charry Urueña

Abogado constitucionalista. Presidente Instituto Libertad y Progreso

jcharry@charrymosquera.com.co

@jmcharry

 

 

He sido partidario de la adopción de un sistema parlamen-tario para Colombia, desde hace varios lustros. Se trataría del primer país latinoamericano presidencialista, que realizaría una transformación en este sentido. Que establecería unas relaciones más equilibradas entre los poderes Legislativo y el Ejecutivo. Que convertiría al Congreso en el verdadero centro de las decisiones estatales, en lugar del apéndice del Ejecutivo, que es el papel en que lo ha convertido el presidencialismo.

 

He sido partidario del sistema parlamentario, no solo por los defectos y distorsiones del presidencialismo, aquejado por el caudillismo, proclive a las prebendas para construir la gobernabilidad, y que con tanta facilidad sacrifica el principio de alternancia para que los presidentes se mantengan en el poder, como está ocurriendo con Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador; Daniel Ortega, en Nicaragua, y en alguna medida con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela, y como ocurrió hasta el 2015, con los Kirchner, en Argentina. Sino por las ventajas que conllevaría en cuanto a legitimidad democrática, coherencia política, transparencia administrativa y flexibilidad del sistema en las crisis.

 

No en vano, en el pasado próximo, personas como Alfonso López Michelsen y Tito Livio Caldas, propusieron adoptar un sistema parlamentario para Colombia, cuyos argumentos se recogieron, junto con los de otras personas procedentes de la política y la academia, en un libro publicado en el 2004.

 

Recientemente, Rodrigo Pardo, en la revista Semana, edición 1759, a partir de la actual situación política de España, señala lo desastrosa que sería para Colombia la adopción de un sistema parlamentario. Curiosamente, sustenta su posición en las deficiencias del actual sistema político: La poca confianza en las instituciones; la ascendencia del presidente sobre las otras ramas del poder; aunque reconoce que el sistema es esencialmente clientelista, considera que el Congreso aún tiene un residuo de independencia para evitar que el presidente se desboque; si bien existe un desequilibrio de poderes a favor del presidente, se justifica por la desinstitucionalización; el sistema de mayoría absoluta o doble vuelta para elegir al presidente, le da mayor legitimidad; aunque no se aplica la carrera administrativa en términos reales, parecería preferir el presidencialismo; la estructura de poder está centrada en la repartición de puestos y contratos; con la actual composición del Congreso, en un sistema parlamentario, no habría partido mayoritario y se requerirían coaliciones; el caso de Italia muestra lo inestable que puede ser este sistema; en fin, en América Latina tiene mayor arraigo el concepto de hombre fuerte; y el caso de Chile, a principios del siglo XX, fue desastroso.

 

Los argumentos de Rodrigo Pardo parecerían conducir al mal menor, se preferiría un sistema presidencial –a pesar de ser esencialmente clientelista– y la baja confianza de los ciudadanos en las instituciones, pues el sistema parlamentario, cuando se debilita el bipartidismo, genera crisis e inestabilidad. Lo que no considera Pardo es que el sistema parlamentario debilita el clientelismo, pues el partido de gobierno se encarga de la administración y no requiere de las prebendas para lograr las mayorías parlamentarias. Además, es un error considerar la composición del actual Congreso, pues se trata de un órgano conformado dentro de un sistema presidencial, muy distinta sería su conformación si las listas fueran encabezadas por líderes de partidos en un sistema parlamentario. Tampoco considera que las crisis del sistema presidencial pueden ser más difíciles, como ocurrió en el gobierno de Ernesto Samper, donde la situación tuvo que prolongarse hasta el final del periodo, con todas sus consecuencias negativas.

 

En fin, bienvenido nuevamente el debate sobre el sistema de gobierno que más le conviene a Colombia, porque tarde o temprano tendremos que enfrentar los efectos negativos del presidencialismo, así como dar un paso histórico para las democracias del continente, adoptando el sistema parlamentario.

 

Agradeceré comentarios.

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