Columnistas
Ganó el No. ¿Ahora qué?
Laura Wills Otero
Politóloga. Ph.D en Ciencia Política
Después de los resultados del domingo 2 de octubre, tuve que cambiar mi columna que aparecería en este espacio. En ella exponía tres razones por las cuáles había tomado la decisión de votar Sí en esa jornada: (i) porque sentía que era el momento de ponerle fin a una guerra de más de 50 años entre el Gobierno Nacional y las Farc-EP mediante el cese definitivo del fuego. Con ello, se acabaría el derramamiento de sangre y no habría más víctimas de este conflicto. (ii) Porque muchos de los aspectos contenidos en el Acuerdo Final, especialmente los relacionados con la reforma rural integral y con la participación política, implicarían reformas que han debido hacerse hace muchos años en el país. Por ejemplo, la legalización de tierras sin títulos, un mejor aprovechamiento de grandes extensiones y más oportunidades a campesinos que encuentran subvalorada su condición ayudarían a superar un problema de desigualdad que ha imperado en nuestra historia. Por otro lado, más garantías políticas para el ejercicio legítimo de la oposición promoverían un sistema democrático más garantista. Y (iii) porque la refrendación me producía esperanza de vivir en un país que entraría a otra etapa de su desarrollo en la que todos tendríamos que aportar, y reconciliarnos como sociedad. A pesar de mi deseo profundo de que ganara el Sí, fue el No el que se impuso en las urnas por un estrecho margen. Pasados dos días después de vivir esta desilusión y con la cabeza un poco más fría, a continuación expreso mis reacciones frente a los primeros pronunciamientos de las diferentes partes.
Me da tranquilidad sentir que las partes estén dispuestas a seguir adelante en un diálogo conjunto, con miras a conseguir la reconciliación a través de un “gran pacto nacional”. Ojalá sea el momento en el que impere la grandeza sobre la soberbia y sobre la vanidad del poder. Que no sea la coyuntura electoral que se aproxima, la que defina el rumbo de este país. Para esto, el Gobierno Nacional y las Farc-EP tendrán que estar dispuestos a modificar aspectos del Acuerdo Final que la contraparte reclama como causantes del voto en contra. La oposición, por su parte, tendrá que aceptar que hay un trecho largo recorrido y que mucho de lo contenido tendrá que aceptarse a riesgo de terminar en una sin salida. En las elecciones del domingo, quedó claro que la sociedad colombiana (al menos quienes votamos), estamos divididos en partes casi iguales. Esto nos exige a todos desarrollar la capacidad de entendimiento civilizado de los argumentos del otro, y de aceptar la necesidad de otorgar concesiones a unos y a otros. Esta discusión no da espera. Se tiene que hacer rápido, y rápido hay que tomar decisiones.
Por otro lado, el momento que vivimos es, sin duda, uno en el que al menos los que votamos, tenemos que seguir involucrados. Nuestro país es abstencionista desde hace mucho tiempo. Será difícil lograr que más gente se involucre en este proceso de búsqueda de ese objetivo que es la paz (¡increíble!). Así que ese 30 % que votó en esta última jornada tendrá que ser activo: los que votaron por el No tienen la obligación de hacer propuestas sensatas, viables y que puedan generar consensos. Los que votamos por Sí tenemos el deber moral de exigirle a la contraparte que asuma la responsabilidad de haber detenido ese anhelo de paz que nos tenía tan ilusionados. Es un momento en el que tenemos que unirnos en las diferentes iniciativas ciudadanas que están activas todavía, y exigir y proponer. Creo que hay que rodear al Presidente Santos y a todo el equipo negociador. Quienes hicieron parte de ese equipo invirtieron todas sus energías en sacar adelante este enorme acuerdo que parecía “el mejor posible” en la dolorosa historia de este país. Esto lo hicieron a costa de sacrificios enormes en sus vidas privadas, con el único objetivo de darnos a todos los colombianos la oportunidad de vivir en un mejor país. Así que llegó la hora de movilizaros desde los lugares que ocupamos en la sociedad, y que aportemos a construir ese mejor país en el que queremos vivir.
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