Opinión / Columnistas
El origen de los partidos políticos
Laura Wills Otero
Politóloga. Ph.D en Ciencia Política
¿Qué explica el surgimiento de partidos políticos en las democracias representativas contemporáneas? La pregunta es relevante por varias razones. Una es por el contexto electoral por el que atraviesa actualmente el país. Ellos son los agentes que llevan al poder a quienes ocupan los cargos de elección popular, y una vez en el poder, son los encargados de representar los intereses de los ciudadanos mediante el diseño de políticas públicas. En este sentido, los partidos son organizaciones mediadoras entre la sociedad civil y el Estado, y son instituciones que resuelven conflictos interindividuales a través de la agregación y organización de los intereses heterogéneos de sus militantes y afiliados. En otras palabras, los partidos son actores fundamentales en las democracias representativas.
Colombia, al igual que la mayoría de los países de América Latina, goza actualmente de un sistema multipartidista. El poder político se reparte entre varios partidos que se diferencian entre ellos por su trayectoria, por su presencia a lo largo y ancho del territorio nacional, por su tamaño, por la cantidad de poder político que poseen, por sus estructuras internas y, en algunos casos, por su orientación programática y/o ideológica. Normalmente, en época electoral, surgen partidos nuevos. Algunos obtienen poder político y logran sobrevivir y consolidarse. No obstante, también existen los que no perduran más de una o dos elecciones. Y en tal circunstancia, quienes los componen suelen salir a buscar otras toldas. En este escenario, es útil preguntarse si los partidos se crean solamente para ganar elecciones o si hay otras posibles explicaciones.
Los estudios que se han hecho sobre esto han ofrecido diferentes respuestas. Desde la sociología, se ha planteado que los partidos los originan “clivajes” o divisiones que son marcadas por posturas opuestas frente a determinados asuntos. Por ejemplo, un clivaje religioso –entre otros- influyó en la formación de los partidos tradicionales colombianos. El Conservador estuvo aliado a la Iglesia Católica desde sus orígenes, a diferencia del Liberal, que se definió como anticlerical. Desde la Ciencia Política, se ha considerado el diseño institucional, y el papel de los actores políticos, como variables clave para entender esto.
Las reglas del juego producen mayores o menores incentivos para que los interesados en formar partidos, en efecto, lo hagan, o alternativamente, desistan del plan. En nuestro país, la Constitución de 1991 redujo las exigencias que establecía la anterior Carta Política (la de 1886) -y que profundizó el Frente Nacional- relacionadas con la creación de nuevos partidos. A partir de entonces hubo una explosión de partidos y movimientos políticos, a la que puso límite otra reforma institucional - la reforma política del 2003-, que buscó ordenar el caos producido por la apertura política de los noventa. Otra explicación, no muy diferente a la primera, tiene que ver con las divisiones ideológicas. Se forman partidos que defienden intereses de derecha o de izquierda, que son conservadores o liberales, extremos o moderados. Y, finalmente, se crean partidos como una estrategia para ganar elecciones. Muchos no tienen ideologías claras, ni defienden agendas programáticas propias que se diferencien de otras.
Para cerrar, una combinación de estas teorías puede llegar a dar cuenta más acertadamente del fenómeno que acá se trata. Los partidos nacen por (todas) las siguientes razones: (i) en las sociedades complejas es inevitable que haya rupturas entre grupos sociales, (ii) porque el diseño institucional es permisivo para expresar dichos conflictos a través de partidos, (iii) existen líderes que deciden aglomerar personas interesadas en dar forma a estas organizaciones, (iv) hay intereses ideológicos diferenciados y (v) solo a través de los partidos se puede ganar poder político.
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