Columnistas
Progresitas, reaccionarios y temerarios
Javier Tamayo Jaramillo Exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia y tratadista
|
Nada ha causado más confusión y daño, desde el punto de vista sicológico, político, social y educativo que el estigma “Esos reaccionarios, nosotros los progresistas”. Gracias a estas palabras, durante un siglo, hemos ahogado con ignorancia a hombres progresistas y mantenido a flote a verdaderos cavernícolas del poder. ¿Cómo aclarar el punto?
Definamos las cosas: los que dicen defender el Estado social de derecho, y se creen progresistas, deben admitir que:
a) son inalienables e inmutables el respeto por la libre voluntad del pueblo, la tolerancia, la dignidad, la vida, las libertades, la división de poderes, el pluralismo partidista y cultural, el principio de legalidad, la paz y el bienestar material de todos los individuos;
b) por fuerza de la dialéctica social, los cambios culturales son inevitables, así no los adopte para sí;
c) hay que infundir a los hijos la ética del respeto por los demás, y aceptar que ellos tienen la libertad de adoptar las formas culturales que deseen, sin que esto signifique tener que afirmar que le encanta ir cuando llueve, a un concierto de rock metálico;
d) hay que estar dispuesto a evaluar lo nuevo y lo pasado, para decidir qué es lo mejor;
e) es necesario evitar una concentración excesiva de riqueza, y estar dispuesto a renunciar a parte de sus privilegios para que todos tengan acceso a un mínimo de bienestar material;
f) hay que respetar la división de poderes, el principio de legalidad y la despolitización de la justicia;
g) la misión del Estado es garantizar a todos por igual, el máximo de libertades posibles, con el mínimo necesario de seguridad, porque sin esta, es imposible un Estado social de derecho;
h) dentro del Estado social de derecho la lucha de clases o entre los poderes públicos no es procedente, sin perjuicio de que ante una tiranía haya que acudir a las vías de hecho para desbancarla y corregir la desviación;
i) es preciso defender la idea de que no es lícito invocar y valerse de las libertades existentes, para apropiarse del poder, y después destruir el Estado de derecho e imponer su autoridad e ideología;
j) respetar las libertades de empresa, de cultos y de información, pero bajo la condición de que ninguna de las tres, tengan la fuerza suficiente para controlar las tres ramas del poder;
k) no se puede creer que el concepto de justicia de los jueces es objetivo y absoluto, que pueden ignorar por completo el principio de legalidad, y fallar con base en su justicia;
l) es indiscutible que el pueblo conserva para sí la facultad de modificar o sustituir su Constitución, con base en las normas previstas en esta;
m) el Estado social de derecho se rige por su Constitución legítimamente adoptada por el pueblo, y no por las convicciones ideológicas del Tribunal Constitucional;
n) se debe respetar, pero no solo de palabra, la diversidad racial, cultural y sexual;
ñ) en materia pensional debe existir igualdad para todos y por lo tanto, no puede haber privilegios de ninguna índole;
o) la selección de tutelas para revisión en la Corte Constitucional no puede hacerse con base en amiguismos, intereses políticos o económicos, ya que eso destruye la igualdad, el imperio de la ley y la justicia.
Yo, como jurista, creo en los anteriores principios, poco importa dónde se me clasifique. Si a usted le falta alguna de las anteriores convicciones y actitudes, corre el riesgo de ser un reaccionario audaz o atrevido, así lo consideren “progresista”.
En consecuencia, me parece que son falsos progresistas quienes:
a) creen que las libertades de empresa y de información legitiman el aniquilamiento del buen nombre de los individuos, el manejo de los hilos ocultos del poder y la negación de los derechos sociales de los pobres, si la concreción de esos derechos es posible fáctica y jurídicamente;
b) piensan que las universidades sirven para adoctrinar con ideologías religiosas o de lucha de clases, ignorando, ridiculizando o deformando el pensamiento de quienes piensan distinto;
c) profesan el izquierdismo de partido único y utilizan las libertades del Estado de derecho para propiciar una lucha de clases, acabar con el pluralismo ideológico e instaurar gobiernos de partido único y autoritario, así sea para buscar el bienestar material de los desposeídos pero a condición de que no disientan;
d) autoproclamándose progresistas, disfrutan de los privilegios y de la capacidad mediática que les brinda el “establecimiento” actual, injusto, corrupto y antidemocrático, se dan el lujo de estigmatizar a los que no piensan como ellos, y con cierto humor aplaudido, proponen para la galería, la destrucción de todo lo que existe, salvo las corridas de toros;
e) viven a la moda intelectualmente y tildan de reaccionarios a los que no se suman a la turba, sin comprender lo que predican, como les sucedió a los intelectuales “progresistas” que en su momento, defendieron al estalinismo, o caminaron ingenuos en las marchas de Hitler y de Mussolini, atractivas por entonces, porque eran novedosas;
f) defienden a los homosexuales, a los negros y a los indígenas, pero no quisieran tener uno en su familia;
g) desconocen lo que prescribe la Constitución escrita y aniquilan la facultad del pueblo para convocar referendos tendientes a desbancar el establecimiento putrefacto y modernizar la Constitución;
h) piensan que se pueden desconocer el pluralismo, el principio de legalidad y la división de poderes, así sea para proteger a unos pobres, con los pocos recursos disponibles para los demás menesterosos.
Si alguien piensa diferente, no me descalifique antes de contraargumentar. Lo demás es verborrea demagógica y violenta.
Opina, Comenta