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Opinión / Análisis


Inversión extranjera directa a través de fusiones y adquisiciones: retos y oportunidades

09 de Mayo de 2018

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Juan David Orjuela

Abogado 9Alliance SAS

 

De acuerdo con las estadísticas preliminares del Banco de la República, durante el año 2017, el flujo de inversión extranjera directa (FDI) en Colombia ascendió a los 14.518 millones de dólares, la cifra más alta desde el 2014. A pesar de que el sector petrolero continúa representando más del 25 % del FDI que recibe Colombia, otros rubros de la economía, tales como transporte, almacenamiento y comunicaciones, han incrementado de forma significativa su participación en el flujo de inversión extranjera en el país. Algunos prevén que la agroindustria aguacatera también tendrá una importante expansión.

 

Una parte importante del FDI en aquellos sectores diferentes al petrolero se realiza a través de procesos de fusiones y adquisiciones transfronterizos. Este tipo de transacciones consiste en la adquisición de sociedades de capital colombiano por parte de inversionistas extranjeros con los beneficios que esto representa para ambas partes. Ahora bien, es imprescindible que los inversionistas extranjeros, en su calidad de compradores de activos colombianos, consideren los retos y oportunidades que implica este tipo de fusiones y adquisiciones, en especial desde el punto de vista del FDI.

 

Las oportunidades

 

En primer lugar, para los inversionistas extranjeros, el FDI a través de fusiones y adquisiciones representa una oportunidad única para extender su negocio en territorio colombiano y, de esta forma, diversificar su portafolio de inversiones. Las expectativas de crecimiento del país derivadas de la finalización del proceso de paz, en especial en los sectores de la agricultura, la minería, la infraestructura y la energía, dan aún más relevancia a esta expansión.

 

Esta opción, además, puede resultar estratégica para los inversionistas extranjeros, debido a que les garantiza iniciar sus operaciones en Colombia con una infraestructura existente. Entrar al mercado colombiano desde cero, aunque posible, implica superar varias barreras de entrada, tales como costos hundidos y regulaciones locales, entre otras, las cuales ponen en riesgo la viabilidad del FDI. Por el contrario, a través de fusiones y adquisiciones, los inversionistas extranjeros evitan esas barreras de entrada y toman el control de una empresa en funcionamiento.

 

Además de superar las barreras de entrada, con este tipo de transacciones los inversionistas extranjeros obtienen un know how para desarrollar su negocio de conformidad con las peculiaridades del mercado de Colombia. Por una parte, el inversor adquiere el conocimiento acerca del perfil de consumidores, las tendencias demográficas y el panorama de competencia de su industria. Por otra, evita ofrecer productos y servicios que no estén enfocados al consumidor local. En esa medida, es un conocimiento fundamental para mitigar el riesgo económico y cultural que tienen todas las inversiones transfronterizas.

 

Por último, otra de las oportunidades que trae el FDI a través de procesos de fusiones y adquisiciones transfronterizas es que genera importantes beneficios económicos, tales como la reducción de costos a través de economías de escala. La expansión internacional les permite a los inversionistas extranjeros incrementar su producción y así generan una importante reducción de costos. Igualmente, la expansión internacional permite crear cadenas de producción globales, generando sistemas de inventario just-in-time y, en consecuencia, reduciendo los costos asociados con la producción, la distribución y la comercialización de sus productos y servicios.

 

Por otro lado, con este tipo de transacciones se incrementan las ganancias mediante la adquisición de nuevas redes de distribución, lo que permite incrementar los potenciales consumidores de los respectivos productos o servicios. Así, pues, una transacción transfronteriza genera una gran oportunidad de incrementar los ingresos del inversionista al tiempo que facilita una reducción en sus gastos.

 

Los retos

 

A pesar de los atractivos de este tipo de transacciones, los inversionistas extranjeros deben considerar los retos que deben superar para que este FDI sea exitosa. El primer reto es precisar la estructura de la inversión, es decir, si van a adquirir acciones o cuotas sociales de la empresa colombiana y en qué porcentajes o si, por el contrario, van a llevar a cabo una adquisición de activos. Determinar esta variable es fundamental para realizar una adecuada planeación de la transacción y considerar sus respectivas implicaciones legales, tributarias, cambiarias, entre otras. Para ello, los inversionistas extranjeros deben establecer cuál de las opciones de inversión se adapta tanto a su plan estratégico como a su plan de inversiones en Colombia.

 

De igual forma, otro reto que enfrentan los inversionistas extranjeros es la asimetría de información. En otras palabras, la poca información disponible acerca de la empresa colombiana objeto de la transacción, la cual es vital para determinar los términos y las condiciones de la transacción. Para superar este obstáculo, los inversionistas deben iniciar la transacción con un proceso de debida diligencia que les permita determinar las potenciales contingencias en la sociedad objetivo y nivelar el campo de juego con el vendedor. Este proceso debe ser realizado por asesores que tengan la capacidad de reconocer los aspectos más relevantes de la transacción y enfocar su investigación en los mismos.

 

Por otra parte, uno de los mayores desafíos en los procesos de fusiones y adquisiciones transfronterizas al cual deben enfrentarse los inversionistas extranjeros es el laberíntico sistema tributario colombiano, el cual es especialmente complejo considerando que se reforma, en promedio, cada 22 meses y que su reglamentación abarca más de 600 páginas, no exentas de múltiples zonas grises y vacíos normativos.

 

En esa medida, deben contar con una asesoría experimentada para una planeación tributaria integral que incluya, además de una valoración concienzuda de las cargas impositivas de la inversión, un análisis de la aplicabilidad de los tratados de doble tributación y de los tratados de protección de la inversión. Solo así se puede garantizar que el FDI tenga una estructura eficiente y favorable.

Así mismo, estos inversionistas deben enfrentarse a los retos de realizar una negociación en un contexto legal extranjero: el sistema jurídico colombiano. Aunque en los últimos años se han logrado avances en la materia, como la homologación de los documentos legales que formalizan este tipo de transacciones con los utilizados en el exterior, es inevitable que existan diferencias en las instituciones jurídicas aplicables. En esa medida, los compradores deben contar con una asesoría experta en las particularidades de nuestro régimen legal y que, además, tenga la capacidad de explicar las mismas en términos simples y concretos.

 

Igualmente, en otro aspecto no menos intrincado de este tipo de transacciones transfronterizas, los inversionistas extranjeros deben considerar las implicaciones del régimen cambiario y de comercio exterior colombiano. Esta normativa regula el flujo de divisas hacia y desde el país y genera distintas obligaciones con respecto al FDI, incluyendo, entre otros, su registro ante el Departamento de Cambios del Banco de la República. De no obtener una adecuada estructuración desde el punto de vista cambiario, los inversionistas se enfrentan a costosas sanciones. El incumplimiento de las obligaciones del régimen cambiario puede llegar a generar una onerosa sanción del 200 % respecto al valor de la operación en moneda extranjera.

 

Choque cultural

 

Un último aspecto, pero no menos importante, es que los inversionistas extranjeros confrontan una cultura de negocios que puede llegar a ser radicalmente diferente a la de su país se origen. Este choque cultural se puede evidenciar tanto en aspectos aparentemente triviales, como la puntualidad de los actores, al igual que en aspectos verdaderamente complejos, tales como la técnica de negociación. Estas diferencias de perspectiva pueden llegar a ser uno de los mayores riesgos de una transacción transfronteriza, en la medida en que reducen la confianza entre las partes y pueden llevar al fracaso de la operación del FDI. Para mitigar esta contingencia, los compradores deben ser conscientes de estas diferencias culturales, tanto en el proceso de negociación como en los planes posteriores al cierre de la transacción, para lo cual necesitan un intérprete oficial que les permita entender y manejar la idiosincrasia colombiana.

 

Con todo lo anterior, queda en evidencia que, a pesar de las grandes oportunidades que presenta el FDI a través de procesos de fusiones y adquisiciones transfronterizas, es esencial que los inversionistas extranjeros tengan en cuenta los retos que dichas transacciones tienen desde los puntos de vista legal, tributario, cambiario y cultural. Antes de iniciar este tipo de transacciones, el inversionista extranjero debe contar con unos asesores que tengan una visión integral de los retos que enfrentar al iniciar un proceso de fusiones y adquisiciones en Colombia. De esta forma, los inversionistas evitarán perderse en el laberinto regulatorio colombiano y podrán potencializar las oportunidades que presenta el país.

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