Análisis
2012, el año para el TLC con Corea
14 de Febrero de 2012
Santiago Concha Delgado* Socio de Pinilla, González & Prieto Abogados y miembro de la Cámara Colombo Coreana.
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Creer que Daewoo y Hyundai son solo marcas de carros y que Samsung y LG hacen solo electrodomésticos ha sido la visión del común de los colombianos. Poco se nos ha dicho del tamaño, no solo de esas cuatro empresas (para tan solo mencionar unas de las más conocidas), sino en general de la industria coreana y de su potencial de inversión en Colombia.
Ciertos sectores han tratado de minimizar la discusión (o maximizarla en un aspecto específico), con el fin de llevar a la opinión pública a creer que el tratado de libre comercio (TLC) con Corea del Sur acabará con la industria automotriz colombiana. Bien lo dijo el embajador Cabal a El Espectador hace unos meses: “EL TLC es más que carros”.
Yo no quiero tomar partido en este escrito. Yo abogo por el libre y justo mercado. En este artículo quiero compartir con ustedes unas realidades económicas y contarles el estado de la negociación del TLC que ha avanzado lentamente, pero que con el impulso de la aprobación del TLC con EE UU, tanto el de Colombia como el de Corea, así como el viaje del presidente Juan Manuel Santos a Seúl, tomará una dinámica mucho más ágil en los próximos meses.
La importancia de Corea
Corea es uno de los principales actores económicos del noreste asiático. Tiene un mercado de 50 millones de consumidores, con un ingreso per cápita de 24.000 millones de dólares y ha invertido en el extranjero más de 20.000 millones de dólares. El producto interno bruto (PIB) es de un millón de millones de dólares y de 20.000 dólares de PIB per cápita. Para tener una comparación, el PIB per cápita en 1953, terminando la guerra, era de 67 dólares. Tras la devastación de la guerra y luego de décadas de haber sido una colonia japonesa, Corea se dedicó sistemáticamente a enfilar su economía para acabar el hambre. Y lo hizo.
Pasado ese capítulo, se dedicó a explotar sus productos internos e intensificar la exportación de los mismos. Es así como en la década de los sesenta, exportó telas, pescados, maderas y hortalizas, con lo que fortaleció su economía y, en general, los ingresos del país.
De manera estructural, ya en los años setenta y recuperados económicamente y en el espíritu de Nación, Corea sentó las bases para una industrialización tanto pesada (astilleros, siderúrgicas, constructoras, plantas automotrices), como liviana (textiles, procesadoras de maderas, fábricas de pelucas, industrias del calzado). El llamado milagro coreano se había dado: la industria local aceleró su crecimiento y buscó los mercados internacionales. Hoy, los principales productos de exportación de Corea al mundo son semiconductores, aparatos electrónicos, barcos, computadoras, autos y acero en rollo.
Corea es el séptimo y quinto exportador e importador mundial de bienes, respectivamente. Es también, en su orden, el noveno y quinto exportador e importador de servicios.
Algo de historia
Tras una reunión del entonces presidente Álvaro Uribe con el presidente de Corea, Lee Myung- Bak, en Lima (Perú) dentro del marco de una reunión de la Apec (noviembre del 2008), Corea invitó a Colombia, finalizando el año 2009, a iniciar conversaciones con el fin de suscribir un TLC.
Desde entonces, además de los esfuerzos negociadores durante cinco rondas, los dos gobiernos han estado activos en acelerar el comercio y la inversión: en el 2010, Colombia y Corea firmaron un acuerdo para la protección de inversiones y un acuerdo para evitar la doble tributación. Y aunque no son prerrequisitos desde el punto de vista legal, son esenciales para sentar las bases para un TLC fluido de altísimos beneficios para las empresas de ambos países. Al escribir este artículo, se han completado cinco rondas de negociación. Los capítulos de procedimientos aduaneros, competencia, servicios, telecomunicaciones, barreras no arancelarias, propiedad intelectual, normas fitosanitarias e inversión parecen estar cerrados y acordados.
Las grandes diferencias están en lo que Colombia quiere exportar –productos agrícolas- y lo que Corea quiere exportar –productos industriales. Hoy, los productos coreanos que más se importan a Colombia son automóviles y productos electrónicos. Los que Colombia más exporta a Corea son café, carbón y níquel.
El caso chileno
El TLC entre Chile y Corea cumplió siete años en vigor con los siguientes resultados:
En intercambio aumentó desde 1.564 millones de dólares a 5.197 millones de dólares (193%). Las exportaciones diferentes a cobre de Chile han crecido en un promedio del 10% anual y sumaron 1.035 millones de dólares en el 2008 y 737 millones de dólares en el 2009. Ha crecido el número de empresas exportadoras chilenas a Corea, de 354, en el 2004, a 454, en el 2009. Chile es un importante proveedor de Corea en productos alimenticios, frutas, productos de la pesca, metanol y manufacturas de madera y papel, entre otros.
El caso peruano
Aunque tenemos economías similares, nuestros países se encuentran en momentos diferentes y ambos hemos explotado industrias disímiles. Pero, en últimas, Perú, cuyo TLC con Corea entró en vigor en agosto del 2011, con una base agrícola, y Corea con una base industrial, como ha quedado sentado, prevén que el volumen comercial entre ambos países se triplique en dos años, pasando de 2.000 millones de dólares a 6.000 millones en el 2014. La agricultura, la pesca y los textiles especializados (alpaca) son los productos más beneficiados.
La posición de Colombia
No obstante, y con independencia de la discusión de los automóviles, el Gobierno colombiano ha sido claro en que el TLC de Colombia tiene que significar un avance –frente a lo acordado con Perú y Chile por parte de Corea- y no una simple copia. Corea ha protegido en demasía su sector agrícola y Colombia lo quiere abrir.
Sin TLC, hoy las exportaciones colombianas pagan aranceles hasta de:
- 176 % para lácteos.
- 887 % en frutas.
- 243 % para azúcar y confitería.
- 524 % en café.
- 754 % bebidas y tabaco.
Colombia, con razón, aún busca garantizar el trato nacional, el desmonte gradual de los aranceles y la eliminación de medidas no arancelarias para productos agrícolas. Y el argumento en esto último es sencillo: si logramos abrir el mercado, ¿de qué nos sirve ello si no podemos competir en precio por los subsidios a los productos agrícolas coreanos?
¿Qué hacer?
No obstante y, repito, entendiendo las diferencias, los peruanos y chilenos ya lo hicieron. ¿Por qué nosotros no? La industria local automotriz, que por tanto tiempo ha estado protegida, dice que la pérdida de empleos será de alrededor de 125.000. Los importadores de vehículos indican que la creación de empleos en el sector será de 280.000.
El Gobierno tiene una difícil tarea, porque sí es probable que el sector ensamblador local se vea afectado, pero los consumidores podrán verse beneficiados, si hablamos del sector automotriz.
Pero, ¿y los demás sectores? La cantidad de productos agrícolas que Colombia podría vender tras la firma del TLC sobrepasaría el aparente efecto negativo, repito, si lo hubiera, de la importación de autos y partes a menor precio. Se generarían nuevas oportunidades de exportación en bienes, tales como carne de bovino, lácteos, tabaco, frutas y hortalizas, preparaciones alimenticias, confecciones, y manufacturas de cuero, entre otros, los cuales Colombia exporta al mundo y Corea importa de otros países latinoamericanos.
Además, el potencial turístico es gigante, dada la capacidad adquisitiva del coreano promedio y lo atractivo de Colombia, además de que no se necesita visa para entrar a estos dos países. Corea tiene vasta experiencia en sectores que pueden y deben ayudar al enriquecimiento de Colombia: infraestructura, minería, petróleo e industria pesada. Y la inversión coreana está ya con los ojos puestos en Colombia.
Lo que sí es verdad es que Colombia es el 1% del comercio internacional. Y no puede quedarse al margen del restante 99.
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