Desafíos de los derechos audiovisuales y de transmisión del fútbol profesional colombiano: un futuro por construir

Juan Pablo Caballero Rodríguez

Abogado y magíster en Derecho y Gestión Deportiva

Recientemente, el presidente de la Dimayor ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la próxima negociación de los derechos de transmisión para el fútbol profesional colombiano, programada para el año 2025, momento en que finaliza el actual contrato en manos de Win Sports.

Durante años, los equipos considerados grandes en el fútbol colombiano han cuestionado el modelo actual de distribución de los ingresos provenientes de los derechos de transmisión de la Liga Profesional de Fútbol Colombiano. Argumentan que la distribución equitativa del dinero no refleja la disparidad en la audiencia generada, dejando a equipos históricos con los mismos beneficios que equipos de menor impacto mediático.

Al abordar la próxima negociación de los derechos audiovisuales de la liga profesional es valioso considerar el enfoque adoptado por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Tras los escándalos de corrupción que sacudieron a la organización se inició un proceso de reforma liderado por Alejandro Domínguez y su equipo legal, encabezado por Monserrat Jiménez y Fátima González.

Uno de los primeros pasos en este proceso fue realizar un exhaustivo análisis del mercado y los contratos existentes, revelando prácticas corruptas y la necesidad de reformas estructurales. Se estableció un nuevo enfoque centrado en comprender el valor real de los torneos y marcas de la Conmebol, con el objetivo de maximizar los ingresos y garantizar una distribución equitativa.

Para lograr este objetivo, se contrató a una agencia especializada para evaluar el valor de los activos y realizar licitaciones abiertas y transparentes. Además, se reformaron los estatutos para involucrar al Consejo de la Conmebol en la toma de decisiones, garantizando una mayor transparencia y representación.

El principal objetivo relacionado a los derechos de transmisión o broadcasting al que llegaron la Conmebol y la agencia que fue contratada para determinar los pasos a seguir en cuanto a la negociación de los derechos audiovisuales consistió en:

“Maximizar los ingresos en línea con el fin de beneficiar al fútbol en general, desarrollar una mezcla apropiada de transmisión y de cobros por suscripción en el propósito de generar el mayor interés y aumentar audiencias, así como asegurar la disponibilidad de los juegos en vivo en todos los territorios de los países afiliados a la Conmebol, así como mejorar la presentación y los estándares de producción para asegurar la experiencia de consumidores tradicionales y atraer las próximas generaciones de fans”^[1].

Al considerar la situación del fútbol profesional colombiano es esencial seguir este ejemplo. La Dimayor debería realizar un análisis exhaustivo de los valores de sus torneos y marcas, contratando una agencia especializada si es necesario. Esto permitiría una negociación más informada y transparente, beneficiando tanto a la liga como a los equipos participantes.

La importancia de los derechos audiovisuales para el futuro del fútbol colombiano es innegable. En otras ligas, como la Premier League (Inglaterra) y LaLiga (España) estos derechos representan una parte significativa de los ingresos de los clubes, lo que influye directamente en su capacidad para competir a nivel nacional e internacional.

Un análisis comparativo muestra que la liga colombiana recibe considerablemente menos ingresos por derechos de transmisión en comparación con otras ligas sudamericanas. Esta brecha financiera se traduce en una falta de competitividad en torneos internacionales y la pérdida de atractivo para los espectadores.

Para el año 2022 estos fueron los ingresos por concepto de derechos televisivos que se generaron en las siguientes ligas de futbol (cifras en millones de dólares)^[2]:

Este análisis muestra claramente que actualmente la liga colombiana recibe casi 11 veces menos dinero que la liga brasileña por concepto de derechos televisivos y la mitad de lo que recibe la liga argentina, y prácticamente lo mismo que la liga ecuatoriana, pero con la gran diferencia que en Colombia debe repartirse este dinero entre 36 clubes mientras que en Ecuador solo se reparte entre 24.

Para enfrentar estos desafíos, la Dimayor debe buscar una negociación que refleje el verdadero valor de sus torneos, maximizando los ingresos y garantizando una distribución equitativa. Además, considerando la importancia de la asistencia al estadio, se podría explorar la inclusión de la suscripción a los servicios de transmisión en los abonos de temporada, incentivando así la presencia de los aficionados en los estadios y recompensando su apoyo al deporte.

En resumen, la negociación de los derechos audiovisuales y de transmisión del fútbol profesional colombiano representa un desafío crucial para el futuro del deporte en el país. Siguiendo el ejemplo de la Conmebol y adoptando un enfoque transparente y orientado al valor se pueden sentar las bases para una liga más competitiva y atractiva, tanto para los aficionados locales como para el público internacional.

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