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Actualizado hace 8 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Ámbito del Lector


Ojos en el corazón y corazón en la cabeza

11 de Mayo de 2020

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Nota:
45370

Laura Echeverría García

Gerente Legal y Corporativa Certicámara S. A.

 

No es una novedad que el covid-19 y su llegada a Colombia a partir del pasado 6 de marzo, fecha en la que se confirmó el primer caso del virus en nuestro país, ha representado importantes retos para las organizaciones.

 

Desde ese momento y hasta hoy, se han expedido múltiples instrumentos tendientes a aligerar la carga de los empresarios y salvar la economía nacional, o al menos mitigar el impacto.

 

Desde circulares que invitaban al trabajo en casa, en la fase más incipiente, hasta decretos que modifican temporalmente los aportes al sistema pensional y la más reciente Resolución 666 del Ministerio de Salud, que establece el protocolo de bioseguridad que deben cumplir tanto empleadores como trabajadores, se ha librado un importante número de normas que ofrecen posibilidades para atender la inminente crisis, todas ellas con el espíritu de proteger la salud y la vida, pero también la economía y el trabajo.

 

Es allí donde los gerentes, directores y equipos que administran el talento humano deben duplicar sus esfuerzos, no solo para, en efecto, revisar las normas, plantear alternativas al empleador y adoptar aquellas medidas mandatorias, sino, también, para comunicar de forma asertiva, pero también realista, todas aquellas acciones y estrategias que serán implementadas por la compañía.

 

Por otra parte, es claro que una cosa es la oportunidad y otra, el oportunismo. Si bien existen sendas opciones y herramientas legales que tienen como finalidad proteger a las empresas como principales generadoras de empleo, no resulta ser este el momento correcto para tomar decisiones o ejecutar medidas que tal vez no resulten necesarias en el entorno de cada una de las empresas; estas están llamadas a aplicar o adoptar en la medida justa y precisa los alivios que se ofrecen y, así, evitar el abuso de estos beneficios mediante una debida priorización y estudio de las diferentes alternativas.

 

Así, el análisis de los líderes debe ser serio, objetivo, informado y consciente, de forma tal que las decisiones que se adopten generen frutos que cumplan fielmente con los fines colectivos que se persiguen.

 

La construcción de cifras, escenarios y proyecciones especializadas, frente al impacto de la pandemia en la dinámica del negocio, resultarán de la mayor importancia. De igual forma, lo serán las herramientas de medición de productividad y desempeño, así como el necesario “repensar” de la operación diaria y sus consecuentes necesidades, no solo frente a este preciso momento, sino también, de cara a la “pospandemia”. Tampoco deben descuidarse las acciones orientadas al bienestar de los trabajadores, quienes agradecerán la mera atención de sus líderes y directivos en torno a su salud y su situación familiar.

 

Todo ello, junto con un alto sentido de humanidad y realismo, de la mano de un equipo de gestión del talento y de comunicaciones, que logre escuchar y traducir a los colaboradores los mensajes con un importante tono de colectividad y esperanza, permitirá a las empresas tomar decisiones acertadas, legítimas y equitativas.

 

 

Sin duda alguna, este reto nos obliga a pensar y a actuar diferente, lo que exige, necesariamente, líderes preparados, proactivos, informados y humanos, con ojos en el corazón y corazón en la cabeza.

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