Colombia en elecciones, un camino en espiral

Álvaro Young Hidalgo Rosero

Magíster, consultor y expositor en Derechos de Autor, Propiedad Intelectual y Derecho de Nuevas Tecnologías (IP & IT Law)

alvarohidalgo73@hotmail.com

 

Puesto que estamos en épocas electorales y con la idea de aclarar realmente la dinámica del Derecho Electoral en el territorio colombiano, teniendo en cuenta y partiendo de la base del desconocimiento que tiene al respecto no solo la población en general, sino incluso muchos profesionales del Derecho en la actualidad, es de suma importancia contribuir al desarrollo de una conciencia colectiva sobre lo necesario de un aprendizaje en la materia, pues ¿qué tanto vale y contribuye el voto de cada persona, al momento de constituir un mejor futuro para el ciudadano y su núcleo familiar?

 

Colombia se caracteriza en gran parte, por la falta de una educación política y electoral. Términos como arcas tri-clave, cifra repartidora, claveros, cociente electoral, divipol, entre otros, son poco conocidos por la población.

 

Es importante saber que una campaña electoral comprende dos aspectos básicos: uno de proselitismo político tradicional y otro a través de los medios de comunicación. En el primero de los casos, se manifiesta un contacto más próximo y directo entre candidatos y electores, por ello, su impacto es más reducido. En el segundo caso, la emisión de los mensajes políticos utilizando los medios de comunicación permite la recepción de miles o millones de electores, es impersonal y lastimosamente constituye un mayor impacto, muchas veces cargado de claros sesgos e intereses monetarios o juego sucio que no hacen más que desinformar a la población en general.

 

Muy a pesar de la procurada “democracia”, es en estos ejercicios electorales donde se evidencia uno de los actos de mayor vergüenza personal en mi sentir, pues se observa, cómo gran parte de la población vende su “conciencia” ni siquiera al mejor postor, sino, por el contrario, al primero, significando esto que en un argot “popular” la gente prefiere prácticamente taparse los ojos, los oídos y la boca, para actuar como autómatas dirigidos por el interesado de turno, que simplemente “cumple” con alimentarlos de un tamal acompañado con chocolate o, en el “mejor” de los casos, pagar 50.000 pesos por voto. Lo peor es que “en teoría”, no es nada más y nada menos que “la voz del pueblo” representada por esos “pro-hombres” capaces y revestidos de cualidades como la honestidad. En teoría.

 

Por otro lado, el escrutinio, definido como la función pública mediante la cual se verifican y se consolidan los resultados de las votaciones en sí, consiste en el conteo y consolidación de los votos depositados para cada candidato y lista de candidatos, claramente dentro del marco general de un procedimiento público y, por supuesto, regulado por las normas colombianas en cuanto a materia electoral.

 

El mismo está a cargo de los miembros que haya designado el tribunal superior para las comisiones escrutadoras, tanto de carácter auxiliar, como zonal, municipal y distrital.

 

Sin embargo, cabe aclarar que frente a las dudas que puedan originarse en razón a los conteos de votos, existen diversos tipos de solución, siendo la más conclusiva la presentación de reclamaciones por parte de cualquier interesado, y aún si frente a las reclamaciones existiera pronunciación contraria a la ley y a la verdad, se podrá demandar cumpliendo con los requerimientos de ley.

 

Pese lo anterior, es bien sabido que el ejercicio del fraude electoral es de “amplia” circulación, llegando a “infectar” todos los sectores, desde la compra de los mismos sufragantes, hasta posiblemente la de los funcionarios encargados de velar por la seguridad y transparencia de todo el proceso.

 

Por ello, es necesario “moralizar” todo el proceso electoral en el territorio colombiano, concientizando a la ciudadanía en común de la importancia de ejercer el derecho al sufragio, pero no como se ha venido ejerciendo, por parte de “autómatas”, sino todo lo contrario, ejercer el derecho al sufragio de la manera más consciente posible, informándose no solo de las propuestas “pre-elaboradas” de los candidatos, sino de todo lo que conlleva el proceso electoral, además de los mecanismos que tiene toda persona para velar por la transparencia y la honestidad de nuestro Estado en dichos procesos.

 

Cada vez se hace más indispensable el uso de la tecnología en la cotidianidad de las personas, y entre algunas de sus ventajas se pueden contar la velocidad y rapidez de procesos, la seguridad contra fraudes, la confiabilidad y comodidad en general, la economía y, claro, una ayuda indudable al medioambiente y al uso tradicional de papel.

 

El uso de sistemas de votación electrónico ha existido desde la década de los años sesenta, con la implementación de tarjetas perforadas en las votaciones, y actualmente con el uso de escáneres ópticos. Igualmente, existen máquinas capaces de computar y/o procesar marcas realizadas por los sufragantes en las papeletas designadas, máquinas de votar electrónicas de registro directo (DRE) y muchas otras.

 

Son varios los países que han decidido implementar la votación vía internet, como sistema de votación a distancia, con el uso debido e indispensable de sistemas y protocolos de seguridad. También se ha implementado votación con lápiz óptico u otros sistemas.

 

El medio electrónico puede proveer una vía para transmitir los votos o papeletas individuales o los totales de votos a una locación central para consolidar e informar los resultados desde las oficinas de dicha ubicación. Es un paso necesario en el desarrollo y avance de los sistemas de votación, pues ofrece muchas más posibilidades que la tradicional y agotada tarjeta o papeleta de marcación y posterior escrutinio manual, prácticas desgastadas por el tiempo, y muy susceptibles de manipulación.

 

Por lo tanto y teniendo en cuenta la velocidad de la evolución tecnológica, es increíble la falta de aplicación de dichas tecnologías en nuestro país, pues existen distintos tipos de empresas para su implementación, además de diferentes “estilos” de votación, pues, como ya se dijo, existen desde tarjetas perforadas, lectores ópticos de tarjetas marcadas manualmente, voto por internet y muchos más.

 

Entre las empresas líderes de esta materia a nivel mundial se encuentran Scytl[1] (empresa española, creada en Barcelona), Intelivote[2] (canadiense), y Election Systems & Software[3], (ES&S, de Omaha, Nebraska).

 

Es necesario concientizar al lector sobre algunas de las opciones para el uso del voto electrónico, teniendo en cuenta que actualmente es posible el uso de diversos tipos de tecnología, que sirvan de soporte para establecer bases cada vez más confiables en cuanto al derecho a sufragar, derecho inherente a cada persona, y del cual se esperan resultados cada vez más confiables y transparentes.

 

El dinero y los recursos para implementar estas tecnologías ya existen, pero lastimosamente la corrupción y los intereses privados muy difícilmente permitirán que se lleve a cabo este tipo de inversiones, donde se busca garantizar un derecho que posiblemente les quite el negocio redondo de entre las manos.   

 

Por ello, solo resta concluir que a pesar de todos los esfuerzos tanto por parte del Estado, como de los particulares, la corrupción siempre estará, pues en un sentido poético, “así como el mal es necesario para el bien, y la oscuridad para la luz”, así igualmente la corrupción cumple un papel en el ciclo de evolución para alcanzar mayor avance y seguridad en cuanto al tipo de Estado que nos gobierna, pues “gracias” a la corrupción, el pueblo se preocupa y concientiza cada vez más, hasta que necesariamente llegue el punto de “quiebre”, en el que se hará indispensable el uso de nuevas tecnologías y de nuevos procesos que garanticen cada vez más la transparencia y honestidad buscada en pro de la justicia y la verdad, que tarde o temprano saldrá imperativamente a la luz. Vote a conciencia.