La nueva “normalidad” en las empresas del país debe tomarse con seriedad

La pandemia puso contra la pared a varios comercios y empresas del país por las pérdidas generadas durante los meses de confinamiento. Durante el 2020, los sectores más afectados en Colombia a raíz de la pandemia han sido, principalmente, gimnasios, restaurantes, actividades artísticas y recreativas, bares, peluquerías y pequeños negocios. No obstante, las pymes y microempresas también han sido unas de las más golpeadas, a pesar de las ayudas brindadas por el Gobierno.

La situación es preocupante, si se tiene en cuenta que la tasa de desempleo se ubicó en el 15,9 %, en el 2020, de acuerdo con datos entregados por el Dane.

Para muchos, el 2020 no debería contarse. Pero lo que hay que identificar es que el año pasado dejó grandes aprendizajes en materia de implementación en temas de bioseguridad, no solo en los hogares colombianos, sino en sitios públicos y en las empresas del país.

Como ya es de conocimiento, las autoridades de salud han manifestado que se adquirieron más de 60 millones de dosis de la vacuna contra el covid-19. Las primeras dosis ya iniciaron su aplicación a los profesionales de la salud y a las personas mayores de 80 años. De conformidad con el Plan Nacional de Vacunación, existen dos fases, la primera cuenta con tres etapas y la segunda con dos etapas, teniendo como priorización los grupos más expuestos al riesgo, para alcanzar la meta final de vacunar el 70 % de la población.

El objetivo primordial del Plan Nacional de Vacunación es reducir la fatalidad y proteger al personal de la salud, entre otros. Sin embargo, debemos ponderar muy bien los derechos individuales y colectivos. Lo ideal sería que toda la población se vacunara, pero se desconocen las contraindicaciones. Así que, para el caso de un trabajador que no quiera vacunarse atendiendo a su libre desarrollo de la personalidad o hasta garantizar la efectividad de la vacuna, esto no sería motivo para despido, de ninguna manera.

Muchos empleadores sentirán ansiedad o incertidumbre frente al proceso de vacunación para iniciar a operar presencialmente, volviendo a la “normalidad”. Pero la prioridad la tendrá el personal de salud, empresas de vigilancia, adultos mayores y todas las personas cuya actividad económica no la puedan realizar desde casa. Por lo tanto, los empresarios del país deberán estar atentos a las directrices que brinde el Ministerio de Salud.

Una de las recomendaciones es que se mantenga la posibilidad de teletrabajar o seguir en la modalidad de trabajo en casa para evitar la exposición al riesgo, cuando esto sea posible. Lo anterior no tiene implicaciones en los contratos laborales, pero lo ideal es que los empleadores regulen el teletrabajo como lo estipula la Ley 1221 del 2008 y el Decreto 884 del 2012, normativa que está en proceso de actualización.

Así mismo, el Comité Paritario de Seguridad y Salud en el Trabajo cuenta con alta relevancia en todo este proceso que continuará este año. Por esto, es fundamental que continúen con los protocolos de bioseguridad (de conformidad con la reglamentación del Ministerio de Salud como autoridad sanitaria y de las entidades locales dentro de sus facultades), y con los reportes diarios de condiciones de trabajo de los colaboradores. Hay que recordar que el aforo en un lugar cerrado, llamase empresa o establecimiento comercial, no puede superar el 50 %. Quienes no acaten esta medida pueden asumir una responsabilidad administrativa por desacato, que implicaría multas o posibles cierres.

De esta manera, es fundamental que las empresas tomen con seriedad el trabajo remoto, en los casos en que sea posible, para evitar que sus colaboradores puedan contagiarse por origen común. La mayor recomendación de las autoridades es que se mantenga el aislamiento preventivo con modelo de alternancia, pues la aplicación empezó de manera sectorizada y, muy seguramente, para llegar al 70 % de vacunados pasará un buen tiempo.

Fabián Esquivel, abogado experto en Seguridad Social y Laboral de la firma TG Consultores